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SON TÍO Y SOBRINA. Colegas y parientes: los une la sangre y la chipa

SON TÍO Y SOBRINA. Colegas y parientes: los une la sangre y la chipa

Juan Ramón Ayala (78) es conocido como uno de los pioneros de la chipa en nuestro país, un hombre que batalló desde abajo y logró salir a flote y además darle a su familia la vida que tal vez él no pudo tener.

Hace 64 años que vende chipa y aunque tiene su local en la ciudad de Eusebio Ayala, su fuerte es y siempre fue la venta recorriendo distintas ciudades, principalmente de Asunción.

La chipa recién salidita en María Ana.

Por otro lado, está María Ana López (66), quien aunque tiene menos trayectoria que don Ayala, es conocida y famosa en todo el país por vender una de las más deliciosas chipas de Barrero Grande.

Empezó vendiendo chipa a los14 años en la calle, ahora tiene un “negoción” que logró también levantar sudando la “gota gorda” y además da trabajo a muchas mamás solteras y estudiantes.

Ambos son dos grandes personas que además de vivir gracias a la venta de la chipa, colaboran con la tradición paraguaya, mucho más en estas fechas de Semana Santa.

Pero no solo la chipa los une pues no es casualidad que doña María Ana hable tan bien cuando se refiere a Juan Ramón, es que realidad son parientes. Don Ayala es el tío de María Ana ra’e y hasta llegaron a trabajar juntos.

“Es el primo hermano de mi papá, mi tío, somos familia y siempre compartimos juntos, nos reunimos y hablamos”, empezó relatando María Ana.

“Mucha gente no sabe que somos parientes y piensan que hay una rivalidad entre nosotros solamente porque vendemos chipa los dos. Cuando me dicen ‘nde competencia péa’ (tu competencia es ese) yo les digo ‘no, él es mi tío’. A mí me hace feliz que él esté saliendo adelante”, dijo.

Por su parte, don Ayala dijo admirar mucho a su sobrina por su esfuerzo y guapeza. “Ella llegó a trabajar conmigo hace muchísimo tiempo. Ajevaleiti hese (todavía puedo pedirle ayuda)”, expresó.

Mútuamente se admiran y respetan mucho a los demás vendedores y que no los ven como competencia, sino que todos están remando el carro para salir adelante.

 

Chipa Barrero: furor en las canchas, al principio

Juan Ramón Ayala.

Ya son 64 años de trabajo para don Juan Ramón Ayala. Él recuerda que su mamá era muy humilde y con ella vendía agua en una parada de Barrero Grande.

“Veía a dos señoras que vendían bien chipa y yo también quería vender. Entonces hice lo mismo, ganaba la plata y ahí fue cuando le dije a mi mamá que quería irme a Asunción a vender también”, recordó.

Allí es donde lo empiezan a conocer. Juan Ramón iba a las canchas, las personas al escucharlo simplemente se le amontonaban con la desesperación de que las chipas no se acaben, ya que heterei la ichipa y todos querían comer.

“Yo viajaba en colectivo con mi chipa, pero después los pasajeros ya me hacían problema porque decían que tenía olor, entonces fue junto al Gral. Stroessner, en ese entonces y le pedí para mi camioneta y me dio, no me cobró nada recuerdo. Fue mi primera camioneta”, siguió. Don Juan tiene 4 hijos, la mayoría son universitarios.

 

Desde los 14 años salía a vender el producto que hacía su abuela

María Ana.

Hace más de 50 años ya que María Ana se dedica a la venta de la chipa. Ella recuerda sus comienzos cuando solo tenía 14 años de edad.

“Yo salía a vender la chipa que mi abuela hacía. Recuerdo que comenzamos de cero y con el tiempo yo iba juntando mi platita hasta que pude hacerme de local y gracias a Dios y a la Virgen tuve mucho éxito y pude darle trabajo a mi familia también”, contó.

Todos sus hermanos y sobrinos trabajan con ella. “Tengo una hermana que tuvo 10 hijos y toditos ellos están trabajando conmigo. Ellos son los que se encargan de hacer la chipa y las mujeres venden. Hay como 40 compañeras de trabajo que están vendiendo”, contó.

La “Reina” de la Chipa, contó que todavía suele encontrarse con excompañeras de trabajo de sus comienzos como chipera. “Cuando comencé tenía una compañera que ya tenía cerca de los 50 años en ese momento y ella cumplió 100 años hace poquito y me invitó y ahí estuve”, recordó.

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