Querer es poder. Cuando los obstáculos se convierten en nada y el único objetivo es llegar a la meta, todo se alcanza. Como lo hizo Isidora Flecha, una mujer que se recibió de odontóloga vendiendo chipa, t rabajo que hasta hoy día sigue haciendo.

“Mis padres son chiperos, con ellos empecé este trabajo que hasta hoy día los sigo haciendo”, dijo la vendedora y doctora de dientes, mientras se daba un poco de tiempo entre venta y venta.

Con 39 años, siendo madre y esposa a la vez, resaltó que su lucha no fue fácil, pero el apoyo de su familia, compañeros y amigos la impulsó a no bajar los brazos, ya que la carrera que eligió no era para nada barata, pero sus ganas de salir adelante y querer seguir estudiando estaba firme en su cabeza, así como el canasto de chipas que lleva con habilidad.

“Siendo estudiante vendía mi chipa, mis compañeros me pedían para que lleve, todos sabían que era chipera también y la verdad tengo mucho por agradecer a todos los que me ayudaron”, dijo.

En el ajetreo del trabajo contó que sus ricas chipas las vende los días lunes, martes, viernes, sábado y domingo, mientras que los otros días de la semana va a Caaguazú para atender a sus pacientes odontológicos, en un consultorio de la ciudad.

“Cerca de casa, cerca de la chipería también está un señor que me presta nomás su consultorio para que yo también pueda atender a los pacientes acá en Minga Guazú, ya sea de día o de noche, porque yo me adecuo nomás al horario, mientras los compañeros me ayudan con la venta de chipa”, he’i la “doctora chipa”, mientras a lo lejos se escuchaba a un cliente gritar “¡chipa, chipa!”.

“A los que tienen la posibilidad de estudiar, que lo aprovechen”

En medio de la charla, la odontóloga aconsejó a los jóvenes y a quienes tengan la oportunidad de poder estudiar sin tener la necesidad de trabajar, que no se dejen estar, que aprovechen el momento para que el día de mañana eso no sea un arrepentimiento.

Que valoren lo que tienen, ya que muchas personas deben pasar de todo para conseguir el objetivo.

Resaltó avei que las personas tengan un trato igualitario con todas sus congéneres sin importar la profesión o el oficio que tenga, ya que ella asegura que el trato que se le da siendo chipera es muy diferente cuando está vestida de doctora.