Orinar en la calle o por alguna muralla ajena es algo que, lastimosamente, está en la rutina de muchas personas. Son varios los arrieros que aprovechan el primer muro disponible para vaciar la vejiga y sacudirse el “amiguito” como si nada. Y en el barrio Cerrito, de San Antonio, una pareja se cansó de que choferes de la línea 38 –y cualquiera que pase por ahí– utilice su muralla como “baño”.

Tal es así que le encontraron la vuelta al asunto con una ingeniosa solución para “combatir” con los meones callejeros. Instalaron por la muralla de la casa ¡un urinario! “Hace un buen tiempo que está aquí porque la verdad que los dueños de la casa se cansaron que orinen por la muralla. Algunos usan, pero otros lastimosamente siguen orinado al costado del urinario”, contó doña María, quien trabaja en la casa en cuestión. “Ellos mismos se encargan de la limpieza. El caño va a parar al pozo ciego”, agregó. “En la calle que está al costado ingresa la línea 38 y se queda un rato. Muchos aprovechan para hacer sus necesidades –en este caso– mear por la muralla.

Don José Torres, el dueño de la casa, se cansó y por eso puso el meadero por su muro. Pero igual, algunos siguen orinando por la pared”, dijo don Carlos Acevedo, quien labura en las adyacencias de la casa.

Vecinos ikuerái avei del fuerte olor a orín

Vecinos de la zona están chochos por la brillante idea que tuvo don José y su señora de colocar el urinario por la muralla de su casa. Dijeron que hubo un tiempo en que pasar por ahí se hacía insoportable por el fuerte olor a orín que había. “Desde que colocaron el urinario calmó mucho más, pero igual hay quienes siguen meando por la muralla. No piensan en que hay niños o mujeres que les pueden ver. Es una falta de respeto”, contó don Julio Aquino, quien vive en la zona. “Estamos contentos con la colocación porque sirve para que los puercos se eduquen”, finalizó.