A diario nos encontramos con eventos o momentos que cambian totalmente nuestro día. Y las pequeñas cosas que podemos llegar a hacer por otros seres avei siempre le llena de satisfacción a el rollo. Así mismo se sintió Pedro Aquino, quien vive en el barrio Santa Ana, de Ciudad del Este.

Había sido el joven, mientras se dirigía a su casa, desde lo lejos escuchó el aullido de un perro que, según dijo, sintió que necesitaba ayuda. “Caminé hasta el lugar de donde provenía el ruido, ahí me di cuenta que había un pozo de unos 3 metros de profundidad”, he’i el capo y agregó: “Había sido el perro se cayó ahí”. Sin dudar voi, Pedro se puso manos a la obra para poder rescatar al pobre animal, que no podía salir de ese feroz hoyo. “Yo hice nomás lo que mi corazón me decía, además, la mirada del perro me decía que necesitaba ayuda”, expresó Aquino.

El joven corrió voi hasta su casa para traer una escalera para poder salvar al perrito, que pedía socorro. “Fue muy difícil sacarle porque cuando nos subíamos tambaleaba la escalera y nos volvíamos a caer” , omombe’u el héroe. Luego de varios intentos, Pedro y su perro pyahu pudieron salir del pozo en el que estuvieron por varios minutos. “Yo no me di por vencido, por más de que nos caímos varias veces, yo sentía que el perro confiaba en mí y no podía dejarlo abandonado”, aseguró Pedro. El hombre se sintió jar1ýi voi después de convertirse en el salvatore del “guau guau”.

Le llevó hasta su casa para darle de comer antes de soltarlo

Pedro sostuvo que después de salvar al perro de una posible muerte, le llevó hasta su casa para darle un poco de comida y para que descanse ndajeko. “Yo me di cuenta que él me quería porque a pesar de que se sentía amenazado, no reaccionó por mí”, aseguró.

Después de que el jagua’i se sintió mejor, aseguró Pedro, que tuvo que dejarle ir porque pertenecía a un vecino del barrio. “Lo único que puedo resaltar de todo lo que hice es que me siento muy bien, satisfecho por lo que hice por el perro”, afirmó.