Su “casa” es, desde hace un buen tiempo, las piedras que tritura y pica con su martillo
Su jornada comienza a las 5 de la mañana, cuando un coro de gallinas lo despierta. Vive solo, sin luz, ni gas ni teléfono, en la zona de San Ramón, Caaguazú. Para ir a su trabajo, solo tiene que dar dos pasos. Se llama Faustino Bogado (56) y su “casa” es, desde hace un buen tiempo, las piedras que tritura y pica con su martillo: trabaja como picapedrero. Don Ramón vive en el límite, en un rincón entre las piedras, que están al costado de la calle y en el que guarda sus pocas cosas: un colchón viejo, una radio portátil, un táper, 2 baldes, en uno hay agua, y en el otro poca ropa. Todos lo conocen en la zona como el “señor de las piedras” y su historia conmueve a todos. “De las piedras se pueden quitar maravillas y te puede dar muchas cosas, como por ejemplo hacer caminos hermosos. Pero a mí también mucho más, me da amor, un amor de hogar”, tiró. Las piedras son todo para mí”, contó a Crónica.
En su rostro se ve el reflejo del esfuerzo y las “cicatrices” del sacrificio. A la consulta del porqué decidió vivir entre las piedras dijo que “yo no decidí. Yo lo perdí todo bajo un engaño. Mi ex me engañó y me hizo firmar un documento en donde yo le entregaba todo a ella. Como yo no sé leer ni escribir, caí y lo perdí todo bajo engaño. Y por eso estoy acá”, comentó. “Ella cayó de una moto y me culpó de que yo le había echado, y cómo, si yo estaba trabajando en ese momento. Pasó el tiempo y llegó con su abogado y me dijo que firme un documento de acuerdo en el que yo le iba a pasar 400 mil guaraníes mensual, y yo como no quería tener problemas firmé. Había sido me hicieron firmar un documento donde yo le entregaba todo a ella. Lo perdí todo bajo engaño. A partir de ahí, mi compañía, mis mejores amigas y, a la par mi hogar, pasaron a ser las piedras”, dijo.
Para todos es un guerrero de la vida
Los compañeros de don Faustino comentan que el karai es un ejemplo de lucha y perseverancia y lo ven como un guerrero de la vida. “Él uno de los mejores”, dijo uno. “Mis parientes son mis compañeros que trabajan conmigo. Ellos son mis familiares. Me ayudan y me apoyan siempre”, dijo don Faustino, el “picapiedras” de Caaguazú mientras agarra su martillo de 20 kilos. “Gracias a Dios tengo trabajo y puedo dormir aquí mismo entre las rocas. Agradezco a la gente que me brinda esta labor que hago hace varios años. Cuando hace frío o llueve lo que se complica”, explicó.
Lograron que consiga asesoramiento legal
“Hace un tiempo, mientras don Faustino estaba trabajando rompiendo piedras, su exseñora se había caído de la moto y le culpó a él de haberla echado (supuestamente estaba manejando el biciclo) a propósito de la motocicleta”, explicó Cristian Paniagua, de Kuimba’e Aty, quien ahora ayuda al karai. “Como don Faustino no lee ni escribe firmó así nomás el documento y lo que ahí decía era que él le entregaba todo a su mujer: la casa, etc. Fue engañado. Incluso fue preso por 7 meses. Ahora yo le estoy asesorando porque quiero llevarlo a tribunales para que pueda recuperar sus bienes”, dijo.
AGRADECIDO
Don Faustino comentó que mucha gente le ayuda en lo que necesita y que está muy agradecido por eso.
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