Hoy se cumplen 12 años que a Jenifer intentaron quemarla viva. Sufrió, pero ahora ayuda con su experiencia.
Jenifer Segovia (22) no pudo contener las lágrimas al recordar su dura infancia. Cuando solo tenía 6 añitos (en el 2003) vivió una escena muy fuerte: encontró a su papá muerto en una silla en una de las habitaciones de la casa. “Era muy chiquita, pero lo recuerdo como si fuera ayer”, contó a Crónica. Y 4 años más tarde, un infernal suceso marcó su vida para siempre. En una vivienda ubicada en el barrio San Pedro, de Zeballos Cué, su padrastro prendió fuego a la casa e intentó quemarla viva junto con él. “Mi hermana logró salvarme de milagro”, dijo, pero su padrastro murió. Jenifer sufrió quemaduras en un 49% del cuerpo, sobre todo en su cara. “Era una niña y conforme iba creciendo perdía las ganas de disfrutar de la vida como cualquier niño. Mirarme al espejo era lo peor”, confesó. “La sonrisa desapareció de mi rostro. No quería ver a nadie. Las burlas en la escuela eran lo peor. Pero aguante todo y logré levantarme”, añadió.
Hoy se cumplen 12 años de aquel momento de terror, y para Jenifer no es un día más. “Te soy sincera. Cada 29 de julio empiezo el día deseando acabarlo. Tengo pesadillas sí o sí, es como si mi subconsciente lo reproduce todo. Pero es ahí de donde saco fuerzas para demostrar que la vida me dio una segunda oportunidad y es para superarme cada día y para ayudar a los demás, así como a mí me ayudaron un montón de personas”, tiró.
La joven pudo superar todo, venció los complejos y desde España, donde actualmente vive, ayuda a través de su experiencia a las personas que están pasando por un momento complicado. “Ya no tengo complejos por mis cicatrices y eso hace que pueda hacer una vida totalmente normal. Voy a la playa, me paseo, disfruto con mis amigos, soy feliz. Me siento muy orgullosa de haber logrado todo lo que me propuse, de convertirme en la persona que siempre quise ser y, sobre todo, de ayudar a los demás y demostrarles que sí se puede, eso para mí es lo más importante”, comentó.
“Cada día recibo mensajes de padres dándome las gracias por haber inspirado a sus hijos a seguir luchando y eso para mi es lo máximo. Cada vez que leo los mensajes de agradecimiento me motiva más a seguir luchando y me hace darme cuenta de que todo lo que grité y lloré valió la pena. No solo yo les motivó a ellos, sino que ellos también me motivan a mí. Es una motivación mutua”, finalizó.
Ingresó al quirófano ¡77 veces!: “Por fin se acabaron las cirugías”
Al momento de consultarle cuántas veces ingresó al quirófano para una cirugía, Jenifer no hace otra cosa que reír. “No vas a creer, pero entré a cirugías unas 77 veces. La última vez fue en enero y fue la última. Por fin se acabaron las cirugías y también el proceso de recuperación. Ahora soy libre de ir a donde quiera y quedarme el tiempo que quiera”, dijo feliz. Explicó que planea viajar por muchos lugares y ayudar a personas que lo necesitan. “Quiero salir a conocer el mundo. Aprovechar la segunda oportunidad que tuve y disfrutar al máximo mi vida”, sostuvo.
“La ayuda psicológica y médica que recibí hizo que viera el mundo diferente y cambie completamente. En algún momento perdí las ganas de todo. Hoy disfruto cada minuto de la vida. Quiero ayudar, motivar a las personas que pasan o pasaron por algo similar”, finalizó.
Meta: “Quiero dedicarme a la salud”, dijo
Jenifer confesó que ya no ingresará al quirófano como paciente, pero sí quiere seguir yendo a ese sitio, pero en otro papel. “Quiero dedicarme a la salud, siempre me gustó mucho ese mundo y si te dedicás a algo que realmente te gusta, lo haces con placer y no lo verás como un trabajo”, tiró. “Este año empiezo a estudiar auxiliar de Enfermería y pretendo sacarme el B1 de inglés, ya que, para viajar y conocer mundo tengo que saber inglés”, añadió. “También tengo planes de ir a Paraguay este año, si todo sale como quiero este fin de año estaré por allá”, finalizó.
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