Tener que cumplir una condena de 14 años lo hizo recapacitar y cambiar. Ingresó al Pabellón Industrial Esperanza, donde se rehabilitó y hoy es todo un emprendedor tras la rejas.
Él es un ciudadano rapai, Roni Freitas, que aprendió el oficio en la cárcel y hace más de un año decidió emprender su propio negocio. Ahora sus trabajos ya traspasan fronteras de Tacumbú hasta el mercado brasileño.
Con fuerte influencia de diseño y creatividad de revistas internacionales y teniendo materia prima que viene desde Ciudad del Este, Roni cuenta que sus piezas de mayor salida son carteras, portatermos para guampas o mates, en diversos tonos, bordados y decorados, para el gusto de hombres y mujeres.
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