Trabajar en un cementerio quizás sea para los más valientes del mundo, no hay que temer ni de las almas que puedan estar circulando por ahí ni de las personas con intensiones de perturbar la paz del lugar.
En Cementerio Municipal de Capiatá tienen guardianes peluditos que duermen en la entrada principal para que a “los malos” ni se les ocurra ingresar. Son canes que recorren entre los difuntos para evitar robos de cualquier cosa, lo que le vino bien a este camposanto, ya que desde que llegaron hay más seguridad.
“Ellos viven acá desde hace mucho tiempo, nos acompañan para las sepulturas y también siempre cuidan todos los panteones”, he’i Gabino González, uno de los trabajadores animaleros.
González contó que durante los 8 años que está trabajando en este cementerio, muchos animalitos llegaron para refugiarse entre los panteones. “Algunas veces las personas luego traen acá a los perros y gatos, si quieren tirar animales, en lo primero que piensan es en el cementerio”, le bajó.
Muchas veces los funcionarios se encargan nomás ya de la protección de las mascotas. Esta sitú hizo que todos los trabajadores se vean prácticamente obligados a adoptar una mascota.
Unos traen purinas y otros no los ven con buenos ojos
Gabino comentó que los jagua’i cuidan de los difuntos y sus nichos, hay personas que valoran esto y les traen purina, otros les ponen agua también para que puedan tomar.
“Ellos nos ayudan siempre con nuestro trabajo, ellos son nuestros compañeros”, indicó. Sin embargo, algunas personas no los quieren en el lugar sobre todo cuando se juntan para un “jagua salida” hamba’e.
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