Para un grupo de mujeres estudiantes de la carrera de Medicina que residen en un complejo de departamentos en la ciudad de Pedro Juan Caballero, era todo un misterio lo que sucedía cada vez que colgaban sus ropas interiores por el tendedero del patio, ya que horas más tarde llamativamente ya no encontraban sus atuendos.
Alertadas por esta situación decidieron montar una trampa y hacer guardia ocultas desde sus respectivos departamentos mirando por la ventana, dejando como carnadas algunas lencerías con sexis encajes, que eran la preferencia del “degenerado” ladrón.
Pero grande fue la sorpresa de las chicas cuando apareció en escena el misterioso ladrón de bombachas para alzarse con los nuevos trofeos: se trataba que nada más y nada menos de un pequeño mono capuchino. El macaco tomaba las ropas y regresaba a ocultarse en un pequeño hueco que había en parte de una construcción que usaba como guarida. Unas 50 ropas interiores fueron recuperados del sitio.
El misterio de las bombachas desaparecidas estaba resuelto, pero faltaba lo más complicado: la captura de ka’i malandro, que como todo mono se vale de su destreza para escapar con facilidad. Los bomberos rojos de dicha localidad fueron convocados al sitio, logrando detenerlo con éxito.
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