Hablar de lo que pasó en los 93 minutos previos, casi no tiene sentido. Es que en una jugada cambió la historia no solo del partido, sino de lo que puede pasar en el resto del campeonato justo entre estos dos mismos rivales.

En ese “torneo aparte” que juegan tanto Luqueño como Capiatá, el “Escobero” hizo “doblete” en este Clausura. Ya había ganado en la primera fecha y ayer le cantó redoblona cuando se iba el partido. Es más, cuando los propios jugadores del “Kure” desperdiciaron de manera increíble chance tras chance para sentenciar un juego en el que fueron más que el rival, una “locura” compartida terminó en el tanto de Pérez para volver a encender la llama de la esperanza.

Situaciones hubo y muchas. Si bien es cierto que por el calor y por la seguidilla de juegos el encuentro conoció de “baches”, en general fue muy bien jugado, con un Luqueño que arrancó mejor y un Capiatá que cerró la primera parte “apurando”.

Apostando a juveniles antes que a la experiencia, Carlos Recalde le cambió la cara a Capiatá. El equipo fue dinámico, tuvo llegada y velocidad. Pero por sobre todo, aguante. Por eso después de soportar varias embestidas del rival, en la última bola de la noche, Acosta, Noguera y Villagra le dieron un “tomá meté” a Pérez que no desperdició para desatar la “locura” capiateña.