Después de un año su pareja la dejó, lo que parecía una reconciliación al final no sucedió, tiempo después ella se dio cuenta que espera un hijo.

Estoy decepcionada del hombre que pensé sería el gran amor de mi vida, después de un año de andar juntos, pese a la oposición de nuestras familias.

Un día como si nada él decide romper con nuestro compromiso, se enojó tras revisar mi celular, encontró un mensaje que no le gustó y sin dudarlo me deja… Después de tres días nos volvimos a ver, para qué-pa luego. Tuvimos relaciones sexuales, ya decididos a estar de nuevo juntos, quedamos en que hablaría de nuevo con mi familia, luego se presentó otro problema y jamás llegó a casa.

Pasado cierto tiempo me hago el test de embarazo y me sale positivo. Le aviso… yo feliz de la vida, ya que siempre estuvo en nuestros planes tener un bebé juntos. Pero él reaccionó mal, me pidió pruebas. Me trató de lo peor y estoy mal por eso porque yo lo amo con todas mis fuerzas, es el amor de mi vida y este bebé que viene en camino es fruto de ese sentimiento.

Estoy muy mal, decepcionada, triste, no puedo creer que me dejó, porque estábamos decididos a volver. Él me dijo que no puede creer que sea suyo, que a lo mejor es de otro. Eso es lo peor, porque yo no salgo de mi casa si no es para trabajar o estudiar, lo respeté siempre, no hablaba con nadie, ni amigos o amigas tenía porque sabía que a él no le agradaba eso si él no estaba conmigo. Y aparte de eso, si yo no respetaba lo que él me decía, de seguro mi madre o mis hermanos se lo dirían.

Es por eso que me siento de lo peor, porque dejé todo por él, hasta peleaba con mi familia. Me duele que ahora que vamos a tener un hijo actúe de esta manera.

Mi mamá ya sabe y no quiere que le tenga a mi bebé, pero yo no soy una loca para hacer eso, igual voy a tenerlo aunque él no crea que la criatura es suya.

Me culpó de que me embaracé a propósito para que él vuelva conmigo, pero es algo absurdo lo que piensa, pero yo sé que algún día me volverá a buscar. Ojalá que no sea tarde.

Soy de las personas que creen que todo en esta vida se paga, y él pagará cada una de mis lágrimas porque Dios es justo y sabe que todo lo que digo es verdad. Y algún día cuando le vea a su hijo se va arrepentir. No entiendo por qué le niega si lo teníamos planeado todo, además es mayor de edad, tiene 19 años.

Quiero que regrese conmigo, su único defecto es que es demasiado celoso, no es por alabarme, pero soy muy hermosa. Soy una chica alta, morocha, parezco una muñequita me dicen, estaba en el modelaje y eso era motivo constante de peleas. De una cosa estoy segura, que lo amo por más que me cause este dolor tan grande. ¿Será que lo tengo que buscar, tragarme mi orgullo? Si no vuelve quisiera seguir adelante sola…

«Tuvimos relaciones sexuales, ya decididos a estar de nuevo juntos, quedamos en que hablaría de nuevo con mi familia, luego se presentó otro problema y jamás llegó a casa»

NIDIA, DE CARAPEGUÁ, 20 AÑOS

RESPUESTA: MIEDO A ENFRENTAR PROBLEMAS

Dejar de llorar por amor y esperar lo mejor

Un niño puede ser motivo de unión si en realidad el sentimiento existe, si hay un proyecto de vida en común con los mismos intereses. Pero hoy en día los jóvenes ya no se sienten obligados a quedarse juntos solo por un hijo, debe haber otros vínculos dentro de la relación de pareja.

A veces falta la madurez necesaria para amar, si es el padre tiene que cumplir con esa responsabilidad, pero no es seguro de que regrese a tu lado, eso el tiempo dirá. El miedo a enfrentar los problemas también puede ser un síntoma de inmadurez, tenga 20 o 60 años, existen personas con ese bloqueo emocional y no saben cómo resolverlo.

Siempre es bueno hablar de esas posibilidades con la pareja. Hay muchas situaciones que en el noviazgo se presentan y debemos frenar antes de pasar a otro nivel, como el de proyectarse para armar una familia. Es bueno depurar los celos, no se trata de dejar todo por el otro sino compartir y respetar los espacios de cada uno.

Los sentimientos son tuyos, pero por el momento tendrás que dejar de llorar por un amor y pensar en algo más grande que se viene: ser madre. Las cartas ya están sobre la mesa, con voluntad y amor siempre se puede salir adelante.