AUSTRALIA. Un guardabosques escapó de las fauces de un enorme cocodrilo metiéndole el dedo en un ojo (tesapo’ê). Era la única parte “blanda” que encontró en su dura piel he’i.
Craig Dickmann, que decidió ir a pescar en una remota región del norte de Australia conocida como “el país de los cocodrilos”, dijo que un cocodrilo de 2,8 metros lo siguió cuando abandonaba la playa.
“Cuando me volví, lo primero que vi fue su cabeza que venía hacia mí”, dijo a la prensa el viernes desde la cama de un hospital en la ciudad de Cairns, en el estado de Queensland.
Dickmann dijo que el animal se abalanzó y le mordió una pierna.
“El ruido del chasquido de sus mandíbulas me perseguirá siempre”, contó.
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