“Vencer o morir”, gritaba Salvador Cabañas hace 10 años vestido del “Mariscal”. Hoy, recuerda cómo pudo vencer a la muerte, llegar al cielo y volver con un don.

• OMAR DELGADO
• Periodista

La madrugada del 25 de enero del 2010, lo que sería una noche de distracción para Salvador Cabañas y en ese entonces su esposa María Lorgia, terminó siendo una pesadilla. El exjugador del América y de la Albirroja fue al Bar-Bar cuando alrededor de las cinco de la mañana fue al baño del lugar y allí se encontró a Jorge Balderas Garza, el JJ, quien en medio de una confusa discusión le disparó en la cabeza.

A diez años de aquel incidente, Salvador Cabañas recuerda todo lo que pasó en esa noche. Su paso por un jardín donde conoció a Jesucristo y el poder que este le habría entregado.

“A diez años de eso estoy acá. Disfrutando, recuperado con mis padres”, empezó diciendo Salvador.

–¿Esta fecha lo festejás como un cumpleaños más?

–Sí, siempre voy a festejar como un cumpleaños porque volví a nacer después de ese día.

–¿Disfrutás más de la vida después de eso?

–Disfruto mucho.

–¿Cómo es tu día a día?

–Me levanto, desayuno y comparto con mis padres porque anteriormente no hacía porque estaba lejos.

–¿Tereré con tus amigos?

–Sí, algunas veces vienen. Lo que pasa es que yo no me quedo mucho. Viajo mucho. No tengo mucho tiempo de compartir con ellos.

–El futbolacho con ellos no puede faltar…

–Siempre lo que jugamos es pikipó, acá cerca en una canchita.

–¿Juegan torneos de pikipó?

–No, torneos no me gusta jugar. Compartir con los del barrio nomás.

–¿Recordás todavía muy bien lo que pasó esa noche que te dispararon?

–Me recuerdo de todo lo que pasó en ese tiempo y más todavía aquella noche.

–Se dijo que quien te disparó te encaró diciéndote que vos estabas robándole a los mexicanos…

–Así luego me dijo cuando me estaba apuntando. Que yo le estaba robando a México y que pida mi último deseo, porque ese iba a hacer mi último día. Yo le dije que no iba a pedir ningún deseo porque no me iba a morir. Él, temblando, seguía apuntándome a la cabeza.

–¿Le dijiste algo que le hizo enojar y dispararte?

–No le dije nada. Él nomás me insultaba y me apuntaba. Le dije que estaba tranquilo que no le estaba robando a México. Que yo me fui a trabajar a México nomás y para jugar en un equipo.

–En todo momento dicen que vos estabas consciente hasta llegar al quirófano…

–Sí, me acuerdo de todo, hasta cuando me iba en la ambulancia y le hablaba a los que estaban a mi alrededor. Les decía que me iba a recuperar y que iba a estar bien otra vez.

–En un momento contaste que vos después de eso tuviste un encuentro con Dios. ¿Fue así?

–Después de la operación yo subí al cielo. Llegué al cielo y entré a un jardín y le vi a familiares que habían fallecido. A mi abuela, a mis tíos…

–¿Te hablaron ellos?

–Con mi abuela lo que hablé.

–¿Qué te dijo tu abuela?

–Me preguntó qué hacía allí. Después caminaba por el jardín y le encontré a Jesucristo en el último tramo y me dijo que me faltaba mucho para estar ahí, que regrese otra vez.

–Te dijo que no era tu momento…

–No era mi momento. Que regrese y le ayude a los más necesitados que yo iba a tener poder de sanación.

–¿Cómo es Jesús? ¿Es así como lo pintan?

–Así como se ve en la televisión. Era flaco, alto y con canas. La barba con canas también.

–¿Después de eso volviste para ayudar?

–Sí, y seguí con las oraciones a la gente que viene junto a mí. Se recuperaba gente que venía con silla de ruedas y ahora están caminando otra vez.

–Son milagros tuyos entonces…

–Exacto.

–¿Le perdonaste al JJ por el disparo?

–Sí, yo ya le perdoné. No tengo ni un rencor y así estoy bien.

¿Le molestó lo de “gordinho”?

–Con tus excompañeros de la selección vemos que comparten más ahora…

–Comparto mucho con ellos. Cada vez que hay tiempo nos juntamos. Hace poco nos juntamos todos los que clasificamos al Mundial de Sudáfrica y compartimos. Estaban (“Tata”) Martino y el expresidente.

–Después de lo que te pasó, la selección no pudo clasificar a otro mundial. ¿Te dijeron que vos eras como un amuleto?

–Me dicen eso. Pero no solo yo era en ese momento. Yo era capitán, pero había muchos compañeros que dejaban todo en el campo de juego.

–Los brasileños te llegaron a decir “gordinho”. ¿Te molestó eso?

–No me molestó. Siempre me decían luego. Después de un partido con Flamengo me empezaron a decir. Pero nunca me molestó.

–Tu hijo estaba practicando fútbol. ¿Sigue todavía practicando?

–Sigue todavía. Juega de mediocampista.

–¿Le solés ir a apoyar cuando juega?

–Sí, le suelo ir a ver. Pero me gustaría que estudie mucho.

–¿Qué te gustaría que estudie?

–Depende de él nomás. Que él elija. Pero que tenga una profesión aparte. No solo el fútbol.

“Me entra mucho las ganas de entrar a jugar”

Salvador Cabañas últimamente integró al cuerpo técnico de los Cafetaleros de Chiapas, invitado por Gabriel Pereyra, técnico de la escuadra de la Liga de Ascenso. Su continuidad está en veremos.

“Siempre me tienen como ídolo allá y voy a estar agradecido. No me gusta mucho ser técnico porque me entra mucho las ganas de entrar a jugar. Ahora estoy tranquilo, esperando qué pasará” dijo el “Chava”, quien recordó avei que en México es todo un ídolo.

“Ahí no puedo salir mucho. Me piden fotos. Me voy en auto, bajo el vidrio y se amontona la gente. Yo lo que más quiero es seguir en el fútbol y hablar a los chicos en una escuela de fútbol o algo así”, remató Salvador.

Video: Néstor Soto
Edición: Belén Vázquez