El sol hace camino entre las ventanas de una iglesia, la misma que hoy está vacía por la gran pandemia que sufre el mundo.
Pareciera una escena de esas que solo se ven en película, pero lo verdadero es ese aire frío que se siente y te lleva hasta el altar de Ñandejára y el silencio, el único fiel devoto que no abandona, mientras a lo lejos se escucha el cantar de los pajaritos, como si eso fuera coro celestial.
Iglesia vacía. Foto: Nadia Monges
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