El exdelantero Eder Godoy habló de todo con nosotros, donde retocó una enfermedad que casi lo liquidó.

• Por Jorge Izquierdo

Quizás muchos no lo tengan más en su radar futbolístico, pero la historia del fútbol paraguayo cuenta que el expelotero Eder Godoy (40 años) también tuvo su paso por uno de los equipos más grandes de nuestro país: Cerro Porteño.

El hombre, oriundo de la ciudad de Santa Rosa del Mbutuy, charló con Crónica y en una entrevista a fondo se mostró tal cual como es, una persona humilde. “Nací en Santa Rosa, pero tempranito nos vinimos todos para Ciudad del Este, donde sigo hoy día viviendo”, arrancó diciendo el rubio, que se destacaba como delantero.

Godoy se refirió hacia su retiro medio tempranero del fútbol. “A los 32 años yo decidí que ya tenía que parar. Me costó años recuperarme del virus H1N1, eso me pasó factura. Estuve 10 días en cama, me entregué, sentí que ya me iba a morir. Muchas personas murieron a causa de eso. Le dije a mi mamá que ya no me hallaba por Asunción. Cuando eso estaba con la pretemporada con Cerro (2008) y arreglé mi salida y vine otra vez a CDE.

Luego fui a Chile, pero hacía una corrida y me moría de cansancio. Ya vyropáma era mi situación. Intenté jugar en Santaní en la Intermedia (2012), pero me agarró una distensión de ligamentos y ahí ya dije que no podía más con tanto sufrimiento”, explicó el ahora DT de fútbol.

“Ahora tengo mi escuela de fútbol acá en Ciudad del Este, pero ha parado todo por la pandemia. Estoy pensando en poner un pequeño negocio”, culminó Eder.

“Reflexioné y capaz me faltó más madurez”

Sobre el hecho de jugar en el Ciclón, Eder dijo que “no pude demostrar todo mi potencial. Siento que se me dio todo muy rápido. Yo venía de jugar en el 3 de Febrero y di el salto de mi carrera. Reflexioné y capaz me faltó más madurez. Me costó bastante. Me faltó esa base de escuela de fútbol.

Fue un lindo paso, jugué varios partidos, pero hice solo un gol y los delanteros tienen que vivir de los goles. Cumplí el sueño de jugar en uno de los grandes de nuestro fútbol y eso me llena de orgullo”.

Eder supo jugar en el 3 de Febrero, Cerro de Presidente Franco, Cerro Porteño, Nacional, además del equipo de Ciudad Nueva de la capital paranaense. En el exterior militó en Junior de Barranquilla y Curicó Unido de Chile.

Jugó al fútbol gracias a la venta de un carrito

En medio de su recuento, Eder se mostró abierto a todo y contó una anécdota que nunca olvidará en su vida: “Cuando era más chico le dije a mi mamá que quería jugar al fútbol, pero no tenía para mi botín.

Mi mamá era mesitera en el centro de Ciudad del Este y también vendía carritos para bebé. Un día viene un brasileño y le compra un carrito y mi mamá en vez de guardar esa plata y usar para mantenernos a mí y a mis hermanos, agarró y me dio para comprar para mi botín. Fue un sacrificio muy grande. Eso me tocó en el alma y siempre le estoy agradecido. De lo que ganaba en el fútbol siempre le ayudé y lo sigo haciendo hasta hoy día”.

Seis meses en Barranquilla que le valieron una familia entera

El exatacante apodado “Mbarakaja” tuvo su paso por el equipo de Junior de Colombia, de donde es su señora. “Estuve 6 meses ahí. Jugué al lado de un ídolo que tenía desde siempre, Giovanni Hernández. Era un crack. De Colombia es mi señora, con la que estoy acá y tengo 4 hijos.

Vino conmigo y se quedoite (soltó en medio de risas). Cuando estuve en Junior, lastimosamente el club no estaba bien, peleábamos por no descender, pero fue una buena experiencia que tuve”, siguió contando Eder.

“Lo tuve como compañero a Teo Gutiérrez, que cuando eso comenzaba a jugar. No tenía tantas oportunidades cuando eso. Quiso venir a Paraguay, pero acá también era difícil todo en ese entonces”, puntualizó.

El elogio para el técnico que está “de moda”

Cuando nuestro entrevistado fue a jugar a Cerro, lo tuvo en su momento al DT argentino Gustavo Costas, quien hoy día se pasa repartiendo víveres y ayudando en las ollas populares que hace el club Guaraní. “Desde siempre él (Costas) fue un hombre con un enorme corazón. Tiene ese don de buena gente, es carismático y está siempre al pendiente de lo que pasa con los jugadores.

Es admirable lo que está haciendo. Cuando estuvimos en Cerro me hablaba mucho, me mimaba como se dice. Es un entrenador por el que los jugadores entran a matarse en el campo de juego”, tiró.

Tuvo ofertas de Alemania, de Brasil y México, pero pasó algo

Eder tuvo la oportunidad de su vida había sido, pero se lo trancaron. “Cuando tuve buenas actuaciones en el 3 de Febrero, llegaron ofertas de Alemania, del Inter de Brasil y Cruz Azul de México. Roque Santa Cruz me consiguió equipo en Alemania, vinieron don Aproniano (papá de Roque) y el “Mono” Tavarelli.

Era un millón de dólares la transacción. Nos juntamos con mi empresario en ese entonces, “Cacho” Montiel. Mientras fui al baño él pidió más dinero y ahí se enojaron “Mono” y eso y se largaron. Vinieron más ofertas y no se me dio. Pedían mucho dinero. Cosas del fútbol digamos”, explicó Godoy.

De carritero para terminar el colegio

Terminar el colegio siempre tiene unos gastos inmensos. Sobre ese punto, Eder nos confesó lo que hacía para poder sobrevivir y terminar sus estudios: “En casa somos numerosos y trabajábamos todos. Yo hacía de carritero, de esos que llevan las cosas a los turistas. Con lo que ganaba me mantenía y pude terminar el colegio. Incluso cuando seguía jugando en el 3 de Febrero en la Intermedia, yo igual trabajaba para tener un poco de ingreso extra”, le bajó el buen hombre.

Sobre el hecho de jugar en el “3” junto a “Tacuara” Cardozo, Godoy apuntó que “desde juvenil se destacaba por la pegada que tenía. En inferiores hacía goles desde mitad de cancha. Tenía esas cualidades. El profe “Nino” Arrúa le ordenaba a que haga picaditas alrededor de la cancha porque dominio lo que le faltaba”, redondeó.