“Ya nada es igual desde finales de marzo, todo cambió. Las conversaciones y el contacto terminaron para nosotros” era la ref lexión que de entrada dejaba escapar Miguel Maldonado en contacto con Crónica.
El suyo no es un trabajo fácil. Desde hace un cuarto de siglo viene realizando la labor de dignificar la partida de los seres queridos. Pero desde que el coronavirus vino a instalarse en el país, ese entorno de llanto triste y frío se convirtió en uno mudo y aterrador.
Explicó que desde la pandemia, le tocó ver imágenes que le quebrantaron, de fami l iares desesperados por dar su último adiós a su ser querido que partió. “Todo eso de compartir con la familia se terminó, es muy triste para nosotros también”, le bajó.
Y a esa cuestión que más que anímica es hasta algo cultural para los nuestros, se suma lo otro: enfrentar una pérdida con los bolsillos agujereados.
“Está todo muy dif íci l. Económicamente no se mueve casi nada. Nosotros por ejemplo los cajones comunes tuvimos que enchapar todo porque la gente no tiene para comprar otro, y tenemos que ponernos al nivel de lo que la gente te puede pagar. Y hoy día la gente pobre es la que más se muere”, expresó don Miguel dando un claro ref lejo de lo que es la situación crítica, y no solo en lo sanitario.
Contó que ellos se prepararon con todo, y pese a que los féretros son menos costosos, son hechos para albergar cuerpos de hasta víctimas del covid-19. “Están bien hechos, todos enchapados. Son muy seguros”, explicó •
“Antes les bañábamos y les vestíamos”, dijo
Cuando don Miguel dice que todo cambió se refiere absolutamente a todo, incluyendo la relación personal que existía entre ellos y los fallecidos.
Señala que a causa de la pandemia ni siquiera pueden ver a los muertos que de alguna manera les hacía sentir como alguien cercano a ellos debido a que dignificaban su adiós.
“Antes nosotros les bañábamos, les vestíamos y hasta les maquillábamos para que sus familiares les vean por última vez, pero ahora ni siquiera podemos verles”, expresó el hombre.
Aseguró que en tantos años al servicio de la gente, nunca le tocó vivir una situación así en donde ni siquiera puede expresar su pésame a la familia enlutada.
“A nosotros también nos afecta todo esto. Es muy extraño”, dijo.
Según actas, nadie fallece de este virus
Los protocolos son muy específicos para cada muerte. Tanto don Miguel como las demás funerarias tuvieron que adaptarse para poder llevar hasta su lugar de descanso, en los camposantos, a todos los difuntos que lleguen hasta sus autos fúnebres.
En ese sentido, el hombre aseguró que en muchos casos no saben qué tipo de ataúd usar debido a que en los hospitales no se especifican las causantes de muertes.
“En sus actas de defunción, los doctores no ponen que murió de covid. Ponen cualquier cosa, o solo neumonía. Entonces si son casos sospechosos, nosotros llevamos un cajón más seguro. Nos manejamos de acuerdo a lo que los familiares nos digan”, dijo.
4
MESES
Son los que están laburando bajo desesperación e incertidumbre los que dignifican la muerte en el país.
Entierros al estilo mbopi: “Con miedo”
Como bien sabemos, una de las disposiciones del Ministerio de Salud fue liberar los cementerios para los entierros debido a que no se pueden tener mucho tiempo a los muertos en los hospitales para evitar otras situaciones.
Eso obligó a los funebreros a laburar las 24 horas y hasta dirigirse a los camposantos en medio de la oscuridad.
“Ya nos tocó llevar difuntos en las noches. Es algo nuevo para nosotros y por eso nos vamos con miedo, pero es nuestro trabajo. Nos toca acostumbrarnos”, dijo el karai. Aseguró que nunca pasó por algo similar y espera que la pesadilla termine pronto para todos.
DATO
CHUCHIS NO VAN
Don Miguel aseguró que no fabrican más tanto los cajones chuchis porque se van poco. “Ya perdemos tiempo es eso, preferimos ganar poco y hacer más accesibles”, comentó a Crónica el funebrero.
EN CORTO
Ministerio suma 120 camas gracias a cooperativistas
A través del ministro de Salud, Julio Mazzoleni, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social recibió ayer 120 camas hospitalarias donadas por los cooperativistas del Paraguay. Mazzoleni destacó que con ayuda de la donación se podrán renovar algunas camas, mientras que otras ayudarán a la ampliación en algunos establecimientos.
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