Se llama Alba Acosta, y quedó sin trabajo a causa de la pandemia. Pero sin pensar dos veces ella encontró la manera de salir adelante
“Modelo hína, ko’aga oiko chugui yuyera. Péicha hína la Paraguay. Nde py’ahasy, nde chikorã nderetopái, reipota ne menarã umía. Ápe con Alba Acosta”, dice una voz en el video que muestra los yuyos que vende una joven de 20 años, inquieta, que siempre busca la manera de salir adelante.
A los 14 años se presentó al concurso de “Miss Otoño”, donde consiguió la corona y a partir de ahí se metió en el mundo del modelaje. “Fue ahí que comencé a ser modelo de maquillajes y ropas”, comentó la joven de ojos claros que hasta hace poco trabajaba como promotora en un conocido shopping de Ciudad del Este.
– ¿Por qué yuyera?
– Por el tema de la cuarentena no pude seguir trabajando como promotora y decidí ver la forma de sobresalir, porque aunque todo paró, los gastos siguen. Ahí se me ocurrió vender yuyos.
– ¿Por qué vender yuyos y no otra cosa?
– Porque en el lugar donde estoy ubicada (avenida Fortín Toledo) habían ya puestos de gente que vendía verduras, frutas, pero yuyos no. Y dije “voy a tener éxito acá si me pongo en la fila”.
– ¿Y qué te dijeron tus padres cuando les dijiste que querías vender yuyos?
– Vivo con mi mamá, ella me apoyó porque siempre fui muy trabajadora e hiperactiva. Cuando se me ocurrió la idea de vender yuyos le comenté y le encantó la idea, me dijo que es un trabajo honrado.
– ¿Y cómo fue el primer día?
– Hace un mes me coloqué ahí y al comienzo la gente se sorprendía al verme, me preguntaban qué hacía ahí, porque no trabajaba en otro lugar, en otro rubro.
– ¿Cómo conseguís los yuyos?
– Me levanto a las 4 de la madrugada y voy al centro a comprar, de ahí a mi casa a prepararme para ir luego a mi puesto. Empiezo a vender a las 7 de la mañana y me quedo hasta la 1 de la tarde más o menos.
– ¿Y cómo te aprendiste los nombres de todos los yuyos?
– El primer día morí, solo conocía menta’i y agrial. Después a cada cliente que llegaba le preguntaba qué quería y que me muestre cuál es el yuyo. Y a la semana ya aprendí todo.
– ¿Qué tal la venta?
– Suelo vender mucho, en los días de calor se venden bien, ahora con el frío es menos.
– ¿Ya invertiste tu dinero en algo?
Sí, con lo que ya junté hice mi primera compra, un carrito y todo lo necesario para vender churrasquito griego. Cuando termino con el yuyo, vendo churrasco griego en el mismo lugar a la tarde-noche •
Volverá al modelaje si es que baja de peso he’i
– Me imagino que los muchachos se sorprenden al verte, ¿te piropean?
– Sí, todos me dicen qué lindos ojos tenés, qué linda sonrisa, pero de ahí no pasan.
– ¿Tenés novio?
– No, soy soltera.
– ¿Por ser modelo seguro atraés miradas envidiosas en tu puesto?
– Siempre habrá envidia, la gente que dice que me voy nomás a ese lugar para otra cosa, pero no les hago caso. Sonrío como siempre.
– ¿No tenés problemas de hacer de todo para ganar el pan?
– Claro que sin problemas, si se llega a abrir la cuarentena y sigo teniendo éxito en mis emprendimientos quiero abrir otro negocio.
– ¿Qué pensás hacer?
– Tener mi propia heladería.
– ¿Y volverás en el modelaje también?
Si tengo fuerzas para bajar de peso, porque la cuarentena nos trae gorditas a todas, pero me gustaría.
Ella avei es hína guarda espaldas
Por ser una joven inquieta, a Alba también siempre le gustó el tema de la defensa personal. “Me interesó siempre por la inseguridad que hay. Un día mi hermana me habló de un curso y me interesó”, comentó la joven quien se recibió avei de guardaespaldas profesional con una certificación yanqui.
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