El mediocampista barrereño compartió con Crónica detalles de su paso por los clubes donde jugó, anécdotas, los técnicos que marcaron su carrera y mucho más.

Carlos Ruiz Peralta es un tipo agradecido por lo que logró como futbolista. Su carrera pelotera la hizo netamente en nuestro país, pero igual le permitió conseguir todo lo que se propuso.

Oriundo de la localidad de Barrero (Eusebio Ayala), Ruiz Peralta conversó con nuestro diario y afirmó que su idea fue siempre la de ayudar a su familia a través del fútbol.

“Gracias a Dios, el fútbol me dio todo, porque yo vengo de una familia muy numerosa de 8 hermanos y pude ayudarles a mis padres, les hice una casa, también ayudé a mis hermanos a estudiar, ellos, gracias a eso, hoy tienen una profesión para mantenerse”, contó de entrada.

De juvenil, consiguió todos los títulos posibles en clubes de Liga de su ciudad, como Presidente Franco y el Acosta Ñu, incluso con la selección cordillerana Sub 19, con el título de la región.

“Trabajaba con mi papá en la cantera para ayudar a la familia. Éramos humildes, aunque nunca me faltó nada, pero juntaba monedas para comprarme mis primeros botines Arquín”, recordó.

De ahí dio el salto a Tacuary, que lo contrató y donde jugó cuatro temporadas, en medio de un breve paso por Libertad.

“Yo sabía que tenía que sacrificarme para ganar plata y progresar en mi carrera, por eso me cuidaba mucho, mi objetivo de siempre fue mantenerme en un nivel de 6 a 7 puntos e incluso tratar de mejorar, eso me valió para tener un buen nivel en Nacional, donde conseguí varios títulos.

Creo que mi mejor nivel lo conseguí justamente ahí y hoy puedo decir que logré mi objetivo, porque salí campeón tres veces y estuve en el plantel hasta las semifinales de aquel vicecampeonato de la Copa Libertadores del 2014”, agregó con orgullo.

SUS CLUBES

Tacuary (dos ciclos), Libertad, Nacional, Deportivo Capiatá (dos ciclos) y San Lorenzo fueron los clubes donde Ruiz jugó en Primera División.

CINCO TÍTULOS

Con Libertad se consagró en dos oportunidades (2006 y 2007), mientras que con Nacional logró el Clausura 2009, Apertura 2011 y Apertura 2013.

Jugar en Luqueño y Olimpia, el “sueño” que no fue posible

La charla con Ruiz fue arriero pórtete y entre las muchas cosas que recordó fue el deseo no cumplido de jugar en Sportivo Luqueño y en el club del cual es hincha como toda su familia: Olimpia.

“Yo soy del interior y quería venir a jugar a Luqueño, por lo que es la ciudad, el fanatismo de su gente. Mi tío es Nery Peralta y jugaba en Luqueño, le pedí para venir pero seguramente no confiaba en mí”, afirmó. En cuanto a la “O”, la posibilidad estuvo cerca, pero apareció Libertad y puso más plata. “Eso fue en el 2006, ya estaba feliz de la vida e incluso ya había hablado con los dirigentes, faltaba solo la firma para ir a Olimpia, pero después me llamó Francisco Ocampo y me dijo que Libertad puso más plata y que me iba ahí. Me hubiese gustado porque soy fanático olímpista”, comentó.

“El Ancho era un fenómeno y el Tigre me daba miedo”

Carlos no dudó ni un chiqui a la hora de elegir a los jugadores que más le impresionaron. “El “Ancho” Ibarra era un fenómeno con la pelota. En las prácticas me hinchada y me decía: ejúna eipe’a chehegui la pelota… y era imposible sacarle.

Era un jugadorazo, te metía esos pases tipo “tomá meté” y era impresionante el disparo que tenía, hasta ahora es mi kape. Otro también es el “Tigre” Ramírez, él me daba miedo como jugaba, el tipo sabía cubrir la pelota, creo que era el mejor en eso, con su brazo nomás manejaba todo, era muy letrado y tenía mucha fuerza también”, ponderó.

El “Tata”, un sapo y la gran “Bombonera”

Ruiz reconoce la influencia del “Tata” Martino en su carrera. “Cuando llegué a Libertad estábamos haciendo un trabajo táctico y yo me reí. Ahí el “Tata” me llamó y me dijo: “¿Vos pensás que todavía estás en Tacuary?”. Ahí me di cuenta dónde estaba y luego, en seis meses que lo tuve como DT, me hizo ver de otra manera las cosas”.

En cuanto a las anécdotas, recordó una muy especial. “Era pendejito y estaba en Tacuary. Como yo dormía con el “Ancho” Ibarra y Braulio Armoa en la concentración, pusieron un feroz kururú en mi cama. Ajetyvyro del susto”.

Finalmente, recordó lo vivido en la “Bombonera”, aquella noche que Capiatá venció a Boca. “Es impresionante, yo jugué en varios estadios, pero ahí es otra cosa. Nos hablábamos con los compañeros a un metro y no nos escuchábamos”, concluyó.