Sin lugar a dudas, con el avance de la pandemia los bolsillos siguen más que secos ya que entre que no hay luego trabajo, muchos se quedaron afuera por la sitú.

Y es que la plata al parecer también tiene un poco de miedo del virus y por eso desapareció y ya pocos son los que le pueden encontrar.

Pero en medio de toda la crisis, brota parece una pizca de esperanza en una máquina milagrosa que se puede encontrar hasta en las despensas del barrio que hacen hasta que el corazón palpite de otra manera cuando empieza el recorrido de las tragamonedas.

Estas cajas, llenas de colores y de ambición, captaron la atención de las personas que en algún momento prometieron no “colaborar” nunca con estos juegos. “Acá nosotros le conocemos a todas las personas que vienen a jugar, son los mismos de siempre. Pero lo que nos pareció sorprendente es que muchos que decían que nunca iban a jugar, ahora ya meten también su mil’i”, explicó José Jara, uno de los dueños de estos cofres de la suerte.

Y es que es justamente eso lo que salva de la extinción a las maquinitas en estos tiempos en donde hasta el último guaraní importa a la hora de subsistir.

“La tragamoneda se convirtió en la esperanza de los que están pasando mal, algunas veces la suerte les ayuda, otras veces si que se van sin nada”, explicó Jara.

Agregó que la desesperación es la que obliga a muchos a renunciar a lo poco que les sobra para arriesgarse por ese juego que les puede “multiplicar” lo poco que tienen, para chulear el día.

ADICTOS SÍ O SÍ

José también dijo que los que siguen apostando avei a la suerte son los adictos a los juegos, los que siempre se iban a internar voi frente a las tragamonedas. “Ellos vienen y ya no paran”, le bajó.

SIN PASAJE

Explicó avei que muchos “iñakãraku” por el juego y hasta se olvidan del día y la hora, hasta que pierden hasta la última moneda que llevaban en el bolsillo. “Muchos se quedan sin pasaje”. he’i.

Recaudación oguejy en un 80%, tras la llegada del virus maldito

Si bien el “tragamonedero” dijo que las personas que antes no apostaban ahora sí lo hacen, de todas maneras las recaudaciones bajaron totalmente.

El hombre dijo que ante la crisis, loperro se olvidaron de la gran cantidad de plata que metían en las máquinas y algunos llegan hasta apenas la mitad de lo que daban antes.

“La recaudación bajó un 80% más o menos. Se puede decir que no hay nada. Todo eso por la gente que antes venía y apostaba mucho y ahora solo mete un poco. A la gente no le sobra más luego plata, he’i. Explicó que para no dejarles sin el puchero, muchos fieles clientes “colaboran” su mil’i, ya que saben que dependen solo de ellos ndajeko.

En medio de las “jugadas” se escuchan las historias de vida

Desde sus asientos en las esquinas del Mercado N.° 4 y pese a que muchos les consideran los dueños de la maldad por ofrecer estos juegos de azar, José aseguró que tiene avei su lado humano ya que escuchan muchas historias de vida.

“Algunos vienen a jugar acá y nos cuentan por lo que pasan. Para muchos se convirtió en algo imposible esta pandemia porque ya no alcanza la plata como antes, apenas viven. La suerte a estos les ayuda, este no es un juego del demonio”, aseguró el hombre.

Explicó que por medio de este laburo avei se hicieron de muchos amigos ya que algunos se pasan mucho tiempo probando la suerte y hablando con ellos.