POR TATIANA MORENO (Periodista)

La vocación le nace de adentro y la fe es su “bandera”. Su mayor satisfacción es “dar nueva vida” a cada uno de sus pacientes. Pero ella no se atribuye el mérito, pues asegura que Dios es quien permite que cada transplante renal sea todo un éxito: “Él es el que obra, nosotros somos sus instrumentos”, aseguró la doctora Norma Arévalos, nefróloga del Hospital de Clínicas de San Lorenzo.

La doctora que forma parte del Equipo de Transplante del nosocomio contó que cada vez que van a realizar la compleja intervención “dobla rodillas” por sus pacientes y le pide a Dios que “el sea sus manos” y la de sus compañeros. “Me levanto de madrugada a orarle a Dios, le entrego la vida de mis pacientes y nuestro trabajo. Otros compañeros también lo hacen y creo que ese es el secreto del éxito de cada transplante, además del excelente plantel de profesionales que forman parte del equipo de transplante”, empezó diciendo a Crónica.

La médica relató que todo esto se suma a las ganas que tienen los pacientes de “volver a nacer” y sobre todo el positivismo que le ponen los profesionales en medio de tantos pacientes enfermos, tratando de darles una esperanza.

El trabajo que realizan no es como cualquier otro. Se trata de salvar vidas. Los “héroes” de blanco exponen su talento al máximo y los resultados son visibles: “Hasta ahora, los transplantes que tuvimos han sido todo un éxito”, expresó la profesional de blanco.

Arévalos relató además que son muchos los médicos que forman parte del equipo de transplante, pero aclaró que por la pandemia están tratando de limitar la cantidad. “Cada uno cumple una función demasiado importante”, dijo.

Hay todo un proceso antes de cada transplante

En julio pasado nomás que el Hospital de Clínicas pudo reactivar los transplantes renales. Ya fueron dos beneficiados hasta el momento luego de que empezó la cuarentena y resultó ser todo un éxito. La doctora Arévalos, relató que para que los pacientes puedan acceder al transplante deben cumplir con todos los protocolos que exigen la cuarentena y realizarse además unos exámenes de rutina. Primeramente se analiza la compatibilidad del paciente con el que dona (ya sea donante vivo o cadavérico).

El primer transplantado de la pandemia fue un hombre de Guarambaré de nombre Alfredo Fernández (49) y su donante fue su esposa Esperanza Rolón (45), quien demostró con este noble gesto el gran amor que le tiene a su esposo. El otro transplante se realizó mediante un paciente cadavérico.

ESTÁ EN IPS

La doctora además está como nefróloga y atiende pacientes en el Hospital Central de Ips en Trinidad.