Don Isidro González, a sus 83 años sigue ganándose el pan de cada día con su trabajo. Hace 67 años confecciona zapatos en la ciudad de Yaguarón, profesión que ama, cuenta el abuelo trabajador.

“El día en que deje de trabajar, ese día será el de mi muerte”, he’i el don. “El trabajo es lo que me mantiene con vida. Mi especialidad son las botas, mis clientes son policías, les gusta mucho mi trabajo porque lo hago con amor y tiene garantía, es muy difícil que un zapato que yo hice se descomponga así nomás, ni las suelas se gastan”, comenta entre risas el karai.

“Fui el primer zapatero que se instaló en calle Palma, tenía mucho trabajo, pero lastimosamente la mayoría de mis clientes me pagaban con cheque adelantado. Como yo no tenía capital, le pedía a los usureros que me cambien, ellos se quedaban con el 10% y ahí yo salía perdiendo, lo que tenía que ser parte de mi ganancia le regalaba a otro, pero bueno, todos merecemos comer” recuerda.

“Hace un tiempo me enfermé de la columna y tuve que vender mis máquinas para pagar mi tratamiento porque no me quería quedar en cama. Gracias a Dios me recuperé y ahora hago todo a mano, el corte y la costura, ya no tengo para volver a comprar, pero tengo mucha fuerza y lo más importante las ganas para seguir trabajando”, cuenta el karai guapo.

“Una bota hago por 250 mil, de cuero puro, años te va a durar, no como los que se venden por ahí, esos que te ponés una vez y ya se pelan todo”, he’i el karai.

DECEPCIÓN

“Me duele ver cómo la juventud prefiere salir a robar antes que trabajar, ahora quieren ganar mucho y trabajar poco, nadie se quiere sacrificar, pero sí quieren teléfono último modelo y farrear”, sentenció Isidro.