Un encuentro fortuito en una actividad dentro de la cárcel unió las vidas de Mariela y Alfredo, un ejemplo de que el amor lo puede todo. Ahora él ya está libre y ambos disfrutan de su cariño sin límites

Por lo general solemos escuchar que los pasillos de la cárcel de Tacumbú son considerados como uno de los sitios más oscuros para cualquier alma humana. Muchos aseguran que allí ronda el pánico. Que el aire que se respira es espeso. Que los que están del otro lado de las gigantescas paredes lo sienten como si fuera su piel.

Pero en ese mismo lugar nacen historias que reflejan lo contrario y que tienen ingredientes que son dignos de una novela romántica de esas que despellejan narices a suspiros. Es el caso de Mariela y Alfredo. Ambos se vieron por primera vez en los pabellones de la prisión. Ella, una distinguida profesional del Derecho que fue a cumplir con una labor. Él, un hombre privado de su libertad. En ese momento hubo un breve diálogo, un cruce de miradas. El amor se encargó del resto. Fue el comienzo de una hermosa relación sentimental.

“Sinceramente nunca esperé que me iba a enamorar dentro de una cárcel, jamás me lo imaginé. Pero bueno él se animó, me habló aquel día, fue en el 2013, nos conocimos por unos meses, y en ese lapso él me conquistó. Comenzamos un noviazgo que duró un año y siete meses. Y en agosto del 2015 nos casamos dentro de la cárcel”, contó la abogada Mariela a Crónica.

En medio de esta pandemia, Alfredo recuperó su libertad y hoy la pareja vive su amor sin barreras, sin rejas que lo separen. “Pasamos un poco más de 5 años yo yendo a visitarlo y a trabajar dentro de la cárcel. Ahora vivimos juntos en la casa y sinceramente somos muy felices”, contó Mariela.

“Somos muy felices y podemos compartir la historia con todos”

“Yo estaba trabajando con la pastoral social. Allí, una colega decidió festejar su cumpleaños con una hamburgueseada con los internos del Penal. Ahí apareció Alfredo”, contó Mariela.

“Se me acercó, me saludó amablemente y ya se sentó luego a mi lado (risas). Pero fue todo un caballero. Así nos conocimos, luego de unos meses nos pusimos de novios y terminamos casados”, explicó. Las vidas de Mariela y Alfredo cambiaron de inmediato y de pronto se encontraron que para poder estar juntos debían afrontar todo tipo de contratiempos. Uno de ellos “el que dirán”. “Lo viví en carne propia, pero lo supimos sobrellevar. Somos muy felices y podemos compartir nuestra historia con todos”, finalizó.

Ambos siguen ayudando dentro de la Penitenciaría

Desde que unieron sus vidas, la abogada Mariela y Alfredo visitan a los presos (ahora paró un poco por lo de la pandemia) para llevarles consejos en cuanto a sus relaciones sentimentales, evangelizan y también brindan esa mano solidaria para el que necesita. “Nos propusimos ayudar de esa manera, teniendo siempre a Dios presente porque Él es el centro de nuestra relación. Junto con los pastores tratamos de ayudar de la mejor manera”, comentó Mariela.

Además, ambos fueron partícipes para que se logre el casamiento colectivo dentro de la cárcel. “Entre todos ya logramos ayudar a muchas parejas para que se puedan casar”, finalizó.

AFUERA

“Ahora vivimos nuestra historia de amor juntos fuera de la cárcel desde que Alfredo salió en Libertad, la verdad que somos muy felices”, dijo la abogada Mariela.