Don Miguel Paredes habla despacito, para adentro. De a ratos sube el tono: “¡Hoy Vivi tenía que cumplir 8 años y yo tenía que estar llevándole de la mano a la escuela!”, dijo con el eco vacío de sus lágrimas mojando el panteón de la pequeñita hasta donde fue para cantarle el “Que los cumplas feliz”.

Él es el papá de Vivi (3), la pequeñita que el 18 de junio del 2016 fue víctima de un balazo por parte de agentes de la Senad, tras un mal procedimiento en Villeta.

“Pasaron casi 5 años, pero para mí es como si hubiese pasado ayer. ¿Por qué tuvieron que quitármela de esa manera?”, cuestionó don Miguel y dejó caer la mano en el panteón, buscando alguna respuesta que el tiempo aún no le pudo brindar.

“Desde que pasó aquella tragedia, cada 22 de enero, día del cumple de Vivi, es muy difícil para mí. Como cada año vengo junto a ella a pasar su cumpleaños en el cementerio. Duele venir a la tumba de una hija a decirle ¡feliz cumpleaños! Duele, pero a la vez encuentro un poco de paz porque lo hago en su honor y en su memoria. Aquí vengo y habló con ella y sé que me escucha. Eso me tranquiliza. Desde tu tumba te digo: ¡Feliz cumpleaños, Vivi!”, dijo.

“Estuve en depresión mucho tiempo, pero gracias a mi pareja pude salir del pozo. Hoy lucho cada minuto por mis otros dos hijos (mellizos). Por ellos me mantengo en pie y sigo batallando”, finalizó.

JUSTICIA

“Lo único que espero es que se haga justicia con los responsables. Dejo todo en manos de Dios porque la justicia divina sí existe”, dijo don Miguel.

“Me hubiese gustado que me pidan perdón”

Al dolor en su alma se le suma la rabia que le brota de repente. “Lastimosamente la Justicia en nuestro país deja mucho que desear. El caso de Vivi está ahí estancado como se dice. El juicio se suspendió en octubre del año pasado y hasta ahora no se fijó fecha. Eso también duele porque uno quiere justicia”, sostuvo.

Don Miguel agregó que le hubiese gustado que los responsables del hecho le pidan perdón. “Nunca se acercaron a mí ni pedirme perdón por lo que pasó y eso me duele mucho. Me imagino que algunos de ellos han de ser papá también y saben lo que estoy sintiendo. Por más que el perdón no me va a devolver a mi hija, iba a calmar un poco el dolor de mi herida”, finalizó.