Los que trabajan en los hospitales saben que allí se ven cosan que son inexplicables y que hay que ver para creer y sentir mante el escalofrío.

Elizabeth es enfermera. Hace 26 años de su vida profesional transita los pasillos del hospital de Calle’i, San Lorenzo. Fue en ese camino que vivió historias paranormales que decidió contar. Pese a que muchos no lo creen, ella asegura haberlas vivido estando despierta en su lugar de trabajo y no forma parte de ningún sueño espeluznante.

Eli recuerda que en una de esas noches de interminable guardia decidió salir a la calle para comprar una gaseosa, y para ello debía ir por un solitario pasillo. “Eran las diez de la noche, el pasillo tenía como 40 metros de largo y solo estaba en una de las puertas una señora acompañando a su familiar internado. De repente veo venir en sentido contrario al mío a un muchacho que ¡desapareció!”, recordó.

“Vestía una camisa blanca y un pantalón de vestir, era muy buen mozo, al cruzarnos agachó la cabeza. Recuerdo que tenía un perfume muy exquisito, me llamó la atención y no sé por qué decidí seguirlo, ¡pero de repente se esfumó! Me quedé helada. Quería rezar, pero ni para santiguarme me acordé cómo era”, cuenta.

La enfermera se toma una pausa dejando notar que hasta hoy eso le afecta. “Che mo pirîmba cada vez que me acuerdo”, dice.

“La señora que estaba en el pasillo también vio cómo el joven apuesto desapareció ante nuestros ojos. Me dijo ‘para qué le seguiste, él es un ángel malo y no esta acá para nada bueno, te puedo asegurar. Vas a ver que algo malo va a pasar acá’.

Le miré a la señora y no dije nada. Tres días después una compañera muy querida se quitó la vida aquí en el hospital. Ocurrió en el 2017”, recordó.

BURLAS

“Muchos no creen en estas historias, pero son reales. Se burlan cuando les contás lo que viviste, pero de verdad pasan, yo viví todo eso, lo único que hago es rezar”, dijo la enfermera.

MIEDO

“Nos esperamos entre los compañeros y nos vamos entre dos o tres a otras secciones, tenemos miedo para recorrer los pasillos del hospital solos a altas horas de la noche”, aseguró.

Una fantasma ya conocida y huele re-mal

Según relata Eli, en ese hospital hay una fantasmita que ya se dejó ver por muchos. La misma ndaje es una señora que viste una ropa que no parece de nuestra época, y ya se le apareció a varios profesionales y también a familiares de pacientes. “Nunca le vi la cara, pero huele a animal muerto. Una vez iba ya otra vez a altas horas de la noche por el largo pasillo, cuando de repente la veo venir. No había por dónde escapar, tampoco podía retroceder, entonces me encosté por la pared. Su olor era insoportable, me di la vuelta a mirarle y vi cuando traspasaba la pared”, he’i.

Experiencia en la morgue del hospital

“Recuerda que era un sábado”, cuenta Eli, “y empezaron a llegar los accidentados. Ese día tuvimos tres fallecidos. El último que ya llegó muerto. Fue a eso de las tres de la mañana, un compañero muy querido y yo tuvimos que llevarlo a la morgue. Era un señor que no tenía identificación y era muy grande. Como tenía el brazo colgado porque no entraba en la camilla, mi compañero le puso su mano en su bolsillo. Recuerdo que el fallecido tenía la mano muy grande”, cuenta.

“Cuando ya salimos, mi compañero estaba cerrando la puerta y de repente se escucho un manotazo. Me di la vuelta a mirar y le vi a mi compañero tomarse la cabeza.