Un hecho realmente sanguinario fue el que se dio en Pedro Juan Caballero. Un rapai que estaba a bordo de su camioneta esperando que le pasen un tereré que había mandado a preparar, junto al lago de la ciudad, fue víctima de un hijo de su mala madre.
V. E. C. J., de 41 años, quien se dedica a la ganadería, fue sorprendido por un desconocido que le baleó en seco y se fugó del lugar a bordo de otro auto, acelerando como loco y chocando a otros rodados.
Después de la balacera, el brasileño aguantó las consecuencias de los disparos y manejó hasta un sanatorio privado para ser atendido, en un intento desesperado por salvar su vida.
Llegó al nosocomio, fue subido a una camilla para ser atendido, pero sin embargo las heridas fueron tantas que la cantidad de sangre que perdió hicieron imposible salvarlo.
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