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Profe dejó las tizas ¡para tomar Armas!

Profe dejó las tizas ¡para tomar Armas!

Sin mucho ambiente para festejos y con miles de desempleados por la pandemia, se recuerda Día del obrero. Sin embargo, gente como la maestra Gladys ¡le siguen dando batalla!

En momentos en que buena parte del mundo está bajo restricciones debido al avance del covid-19, se conmemora hoy el Día del Obrero.

El virus no solo ha matado muchas personas en hospitales, sino también llevó a cerrar empresas y comercios, dejando muchas a personas en la calle y en apuros para encontrar algo para comer. En este ambiente quizás los trabajadores no tengan mucho para festejar; sin embargo, el virus no ha podido del todo con las ganas de salir de este mal momento.

Hay muchos trabajadores que no se dejaron vencer y lejos de entrar en depresión y desviarse del buen camino, empezaron a buscar otras opciones para ganarse la vida, dejando atrás sus oficios originales para hacer los que se aparezca para llevar el pan de cada día a sus hogares.

Es, por ejemplo, el caso de una docente que luego de ejercer su profesión durante 17 años tuvo que ponerse a trabajar como guardia de seguridad cuando cerró el colegio privado en donde enseñaba. Sin duda un ejemplo digno de aplaudir en este día. “Miedo me da no trabajar, a eso le tengo terror”, dijo a Crónica la profe Gladys Recalde, quien a sus 47 años tuvo que dejar su escuela y a los pequeños a quien enseñaba a leer y escribir, para aprender a usar armas de fuego y trabajar durante 12 horas en el horario de la noche como guardia de seguridad.

“Eso era lo que surgió en ese momento, fui a la entrevista y me dijo la persona que me entrevistó si estaba segura de querer ese trabajo, le respondí que sí y ese mismo día empecé y estoy allí hace unos meses, pero mi sueño es volver a ejercer la profesión que me apasiona”, contó Gladys, esperanzada en reencontrase pronto con sus pequeños alumnos.

De ejecutar el arpa en China a ser un Uber

Diego Portillo estuvo trabajando en un lujoso hotel en China, dando a conocer nuestra música con el arpa. Apenas se supo del virus en ese país decidió venir a Paraguay para estar junto a su familia, pero quedó atrapado aquí por el cierre de las fronteras y tuvo que dedicarse a trabajar como chofer de Uber, esperando el momento de volver al Oriente y reincorporarse al trabajo que le apasiona, que es la música.

Julio González desde tempranas horas del día, muy elegantemente, ofrece su ricas chipas.

Ariel Martínez, por su parte, es profe de fútbol hace 25 años. Cuando empezó la pandemia todas las escuelas de fútbol tuvieron que cerrar y él inició un trabajo como preventista. Asegura que extraña muchísimo el bullicio de los niños y sueña con el día en que vuelva a las prácticas.

Muy elegante, se puso a vender chipas en los semáforos de CDE

Julio González es otro de los guapos trabajadores que no se dejaron vencer al quedarse sin trabajo cuando le tocó la disminución en la empresa en donde trabajaba, apenas al inicio la pandemia.

“Empece a vender chipas en los semáforos, lo importante es tener un 10 mil guaraníes para llevar a la casa. Me visto muy elegante para ofrecer mis productos, ya que la presentación es la imagen que damos y los clientes son muy exigentes. Hay días que se vende muy bien y otros en los que no hay ventas, pero igual doy gracias a Dios por lo poco o lo mucho. Cuando no vendo todo le doy a los menos favorecidos, ya que hay mucha gente que no tiene la posibilidad ni de vender chipas”, expresó a Crónica.

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