Miguel Escoz, en su momento conocida figura de televisión, hoy día adentrado a sus labores teatrales y a su faceta de mago; en conversación con Crónica recordó cuando le tocó trabajar al lado del inolvidable Rubén Aguirre, actor mexicano que diera vida al “Profesor Jirafales” en El Chavo del 8.
-¿Cómo fue que conociste al “Profesor Jirafales”?
-Te cuento. Vino el Circo Osvaldo Terry allá por el 94 o 95, en el Jockey Club. A mí siempre me gustó trabajar de klaun (payaso), y fui hasta el circo a pedír un trabajo ad honorem, porque quería aprender más del circo. Me aceptaron, debuté un sábado y detrás de escena… ¡pas!… me topo con el “Profesor Jirafales”.
-¿Qué hacía él?
-Esperaba su turno para subir al escenario. Terminada la función, hacían siempre un asado entre los artistas y ahí lo conozco por primera vez. Muy buena onda, muy humilde, un tipazo.
-¿Qué sentiste trabajando con él?
-Aclaro que no trabajé con él en la pista, él tenía su sketch, o sea, trabajaba solo.
-¿Pudiste aprender algo de él como artista?
-Aprendí mucho de él. Hablaba mucho sobre el tema del humor, sobre cómo se maneja el humor, como desarrollar, cómo rematar, la parte gestual, la corporalidad, y el tipo era un sabio. Él mismo decía que todo lo había aprendido con “Chespirito”.
-¿Qué es lo que recordás más de él?
-Cuando nos juntábamos siempre cantaba, sabía contar chistes y me queda ese recuerdo, ese humor, esa simpatía, la humildad y la generosidad.
ALGO ÚNICO. “Con una figura de su nivel ya no volví a trabajar. Trabajé si con grandes artistas de Argentina, Daniela Cardóne, Diego Ramos, Gisela Barreto, Panam. Pero así del nivel del “Profesor Jirafales” nunca más”, teminó confesando el actor.
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