Como entrenador de los número 1 ya recorrió por varios clubes del país. Ahorita, enseña a atajar en el club Benjamín Aceval.

• GERARDO BENÍTEZ MONGES

Cuando uno empieza a jugar al fútbol pocas veces sabe en qué puesto lo hará mejor; sin embargo, existen casos donde por el camino uno “pilla” su posición natural. Entre los pocos casos se da el de Darío Espínola, quien como arquero brilló en varios clubes a nivel nacional e internacional, aunque sus comienzos se dieron como delantero y goleador encima.

“En el torneo de la iglesia de Las Mercedes yo jugaba en mi categoría, con 16 años, como delantero y marcaba muchos goles, hasta que un día el delegado de mi equipo ‘Almeida’, me invitó a jugar en una categoría mayor, ya con chicos de 20 años para arriba; yo solamente quería jugar, y en una oportunidad no apareció nuestro arquero, que en ese entonces atajaba en Rubio Ñu. El delegado preguntó quién quiere quedarse en el arco, a lo que respondí ‘yo profe’. Desde ese momento cambió totalmente mi historia”, recordó el exportero y actual entrenador de arqueros del club Benjamín Aceval de la Primera C.

En esa canchita fue invitado por un dirigente de Libertad, pero en la “Huerta” no tuvo mucha cabida, por lo que rumbeó hacia Barrio Obrero, para convertirse en semillero de Sol de América con 17 años.

Estando en las inferiores de Sol fue convocado a integrar la selección juvenil, que se preparaba para participar en el Sudamericano de Colombia, siendo el DT Juan Ángel Romero, en el año 1987.

“Cuando volví del Sudamericano ya me invitaron a trabajar con el plantel de Primera, con el entonces técnico Silvio Parodi y el preparador de arqueros Modesto Sandoval”, recordó Espínola.

Jugar fuera “fue una linda experiencia”

Tras su salida de Sol de América pasó por Cerro Corá y River Plate, antes de experimentar su primera transferencia internacional. Fue al Provincial Osorno de Chile, donde estuvo dos temporadas. Otro de los clubes donde atajó, en el país trasandino, fue el Everton, aunque ya con la experiencia de haber jugado en Guaraní, Luqueño y Cerro Porteño. “En principio costó adaptarme, pero de a poco fui acostumbrándome. Fue una linda experiencia”, le bajó.

Atajó dos penales a Olimpia y ¡Cerro campeón!

En Cerro Porteño, y tras atajarle dos penales a Olimpia en la segunda final del torneo Clausura, se consagró campeón con el equipo, en una vibrante final que se definió desde los doce pasos. “Recuerdo que el partido de ida perdimos 4-1, el arquero fue Aldo Bobadilla, pero para el segundo juego se enojó y abandonó la concentración, entonces yo quedé en el arco. Ganamos 3-0 la revancha y en los penales le atajé a Gustavo Neffa y Walter Ávalos, así salimos campeones”, indicó.

“En Guaraní, mi pico más alto”

“En el año 1996 jugué por Tembetary cinco partidos, recuerdo que enfrentamos a Guaraní ese año, en un choque de punteros; estuve inspirado y atajé muchísimo, incluso le ganamos 3-2 y le echamos el invicto al Aborigen y tras ese partido, Cayetano Ré (+) pidió por mí para ir a Guaraní”, contó el exjugador. “Fue en Guaraní donde alcancé mi pico más alto como arquero; fue excelente para mí ese año, mis partidos fueron muy buenos, también en Cerro Porteño”, señaló.

Lo mejor, la familia; un sueño, dirigir a un equipo de Primera

Para Darío Espínola, quien recientemente atravesó una situación difícil por culpa del covid-19, no hay nada mejor que la familia. Gracias a ese respaldo logró superar ese momento sensible. “Esa ayuda que te brinda, en ese momento difícil, no hay nada igual. Yo tengo una maravillosa familia”, dijo. Su objetivo actual es conseguir el ascenso del club Benjamín Aceval a la Primera B y uno de sus sueños como profesional, es dirigir un equipo de Intermedia o Primera de Honor.