El dolor no solo lo sentía en la piel. Su alma sufría por aquel recuerdo que lo golpeaba al mirar una realidad totalmente distinta a la de un tiempo atrás. Un terrible suceso hizo que su destino en cuestión de segundos sea otro. Tuvo que renunciar a todo porque su cuerpo no reaccionaba como antes.

Don Pedro Castro (56) era un carpintero del Barrio Tres de la ciudad de Pirayú. Vivió el peor momento de su vida cuando un camión lo atropelló por atrás dejándole una gran deficiencia para poder caminar. Si bien logró recuperarse físicamente ya nada fue igual.

Vino la depresión y tuvo que lidiar contra otro enemigo. Pero en el momento menos esperado, muy cerca de su mano, encontró la cura a todos sus males y hoy ese terrible momento que le tocó vivir está enterrado.

“Estaba sentado frente a mi señora, estaba mirando cómo tejía el ñandutí. Ahí le dije si podría enseñarme y me dijo que sí. Aprendí a tejer el ñandutí con ella y eso me curó. Me ayudó a olvidarme de mis dolores”, dijo a Crónica emocionado don Pedro.

Poco a poco la tranquilidad fue llegando a su corazón y pudo salir del difícil momento que estaba pasando tejiendo siempre al lado de la mujer que no lo abandonó en ningún momento.

“Ahora mi mujer ya se enoja porque hago más rápido que ella… jajaja… Siempre estamos tejiendo juntos, con esto hacemos pasar cualquier tipo de problema”, comentó el hombre.

Don Pedro cuenta que lleva un año tejiendo el ñandutí y hasta ya lo tomó como su oficio, porque además de ayudarle a enfrentar sus problemas le sirve para generar un poco de platita.

Dejó la profesión de su vida, pero encontró otra

Don Pedro había golpeado su cintura en el accidente, lo cual le impedía poder caminar. Explicó que desde que a la par que empezó a tejer volvió a recuperar el movimiento en las piernas y ahora hasta ya puede caminar sin inconvenientes como si nada le hubiera pasado. “Ahora estoy como nuevo, le puedo ayudar a mi señora con todo en la casa y después ya nos sentamos a tomar tereré y tejer”, comentó.

Explicó que antes de su accidente se dedicaba a la carpintería y pese a que era su profesión más amada no tuvo de otra que dejarlo porque ya no podía hacer ningún tipo de esfuerzo doble. “Dejé ese trabajo, pero encontré otro que me ayudó a superarme, ahora tejer forma parte de mi vida y de mi familia”, relató.

“Algunos me felicitan por mi trabajo, pero otros se burlan”

En medio de una sociedad bastante conservadora, don Pedro contó que tuvo que luchar contra todo tipo de estereotipos. Explicó que desde que empezó a tejer muchas personas le felicitaron por su gran trabajo, pero otros, lejos de alentarle empezaron a burlarse de él.

“Algunos me felicitan por todo lo que estoy haciendo y lo que logré, pero otros se burlan y se ríen. A mí no me molesta porque aprendí muchas cosas con esto y además me ayudó a vencer a mi enfermedad”, detalló. Explicó que siempre trata de buscarle el lado bueno a lo que le pasa y gracias al ñandutí tiene más tiempo de compartir con su señora y toda su familia. “Estoy todo el tiempo con mi familia y eso es lo que importa” mencionó.