El delantero curepa dirigió magistralmente a su equipo para un partido memorable que invita a soñar en la permanencia.

Pocos creían en un resultado así. Pero el repaso que le dio Deportivo Santaní a Luqueño fue tan lapidario como vital para el equipo de Mario Jara, que respira en su promedio. En contrapartida, fue un golpe demasiado duro de digerir para el de Eduardo Rivera, que el martes deberá recomponer fuerzas en su compromiso copero que, a estas alturas, es lo único que le queda de consuelo.

El 4-1 que le endosó el equipo sampedrano fue de etiqueta. Y el que se vistió de smoking fue el curepa Leandro Gracián, que demostró en este partido sus antecedentes y el porqué jugó en los mejores equipos de su país.

Luqueño pagó muy caro el experimento de su técnico, que por su corto plantel tuvo que recurrir a un equipo alternativo. Conste que el “Chanchón” comenzó bien, pero un penal poco entendible de Florentín fue el principio de su debacle. Servín cumplió la ley del ex y puso el 1-0.

Conste que Jorge Núñez maquilló el resultado con el empate transitorio, pero el curepa Gracián comenzaría a aparecer en toda su dimensión para poner el 2-1 tras un rebote.

En el complemento, Luqueño salió a buscar el empate y dejó espacios a su rival, que nuevamente por Gracián se puso 3-1. El gol del argentino fue antológico y para encuadrar: Toque suave por encima del arquero. La sentencia llegó sobre el final con el gol de Velázquez.

SALTITO

Con esta victoria, Santaní recupera aire con su promedio, pero sigue siendo el más comprometido.

EL VALÉCHO

Leandro Gracián

Fabuloso partido del delantero argentino. Corrió, hizo jugar y encima se despachó con dos goles, el segundo de ellos con un sello de jugador clase A.

EL ÁRBITRO

Arnaldo Samaniego

Con muchos problemas. Aplicó la regla en forma dispareja a la hora de cobrar las faltas. Pudo haber expulsado a un jugador de Santaní. Una floja tarea.