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Historia de la “santa beba”

Historia de la “santa beba”

ACAHAY, PARAGUARÍ. En la ruta 1 “Mariscal López” se dibuja un paisaje que denota una realidad latente. A los costados, nichos “adornan” -por así decirlo- la arteria en ciertos puntos donde alguna vez quedaron almas en el tiempo. A unos 110 kilómetros de la capital, nos encontramos con el de Angelita, cuyo oratorio se distingue de entre todas las pequeñas tumbas que guardan diversas historias.

La de Angelita, sin duda alguna, convirtió a la bebita en “la hija pródiga” del pequeño pueblo de Jeguarizo en la localidad de Acahay. Así la catalogó don Ramón Báez, pese a que la hoy milagrosa beba no logró siquiera abrir sus ojitos para ver el mundo antes de partir.

Era un día como cualquiera, aquel 2 de junio de 1998. Funcionarios municipales se encontraban realizando los trabajos de reparación del ramal que une esta ciudad con Carapeguá, cuando se encontraron con el cuerpecito de unos 6 meses de gestación bajo un puente. Su vida se apagó antes de tiempo.

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Los pobladores se encargaron de darle un “panteoncito” a un costado de la banquina. La primera cuidadora fue doña Irma Báez, hasta hace 3 años atrás que le cedió el cuidado de Angelita a doña Rufina Ayala, quien con mucho amor se encargó de continuar la “tradición” de protegerla. El largo recorrido desde cualquier punto del país vale todo para conocerla.

 

 

MILAGRO

Rufina contó que transeúntes y automovilistas se acercaban al nicho de la pequeña al conocer su historia, la cual recorrió el país. “Desde todos lados venían y se encomendaban, cuando les cumplía volvían para agradecerle, rezarle y dejarle dinero”. Con el tiempo, la tumbita se convirtió en oratorio y Angelita empezó de todo, hasta juguetes.

Rufina recordó por ejemplo a una joven paraguaya residente en Argentina, quien al escuchar sobre ella decidió venir a encomendarse. “Con 5 años de matrimonio y muchos intentos, jamás pudo embarazarse. Le visitó y después de un tiempo volví a verle y estaba embarazada”. Posteriormente, ya con su retoño regresó al pueblito de Angelita, para que él la conociera.

AGUA BENDITA

En un cántaro, Rufina carga agua que los visitantes toman y bendicen sus vehículos con ella, ya que según cuentan está bendecida por Angelita.

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