RUBÉN DARÍO ARÉVALOS. El animador cachaquero conocido como “El Principito”, comentó a Crónica que de pendejo el trabajo nunca fue lo suyo, así que empezó a frecuentar fiestas

– ¿Cómo fue que te convertiste en animador de fiestas?

– En mi adolescencia trabajé en casi todo, pero la realidad era que no sabía hacer nada. En ningún trabajo duraba ni una semana, upéi añemosê jeyma. Hasta llegué a practicar fútbol, jugaba bien pero no había plata.

– ¿Cómo fue eso de que fuiste lechero?

– Sí, fue mi trabajo más duradero porque mi jefa era mi mamá (risas). Ella tenia muchas vacas y entonces se le ocurrió hacerme vendedor de leche. No me gustó tanto la idea, ya tenia 15 años y tenía vergüenza porque no quería que las chúlinas me vean con mi tarro de leche.

– Comentaste que ese trabajo no había terminado bien. ¿Por qué?

– Bueno. Fui lechero un año, hasta que se me antojó ponerle agua a mi leche para que me sobre una platita aparte. Hasta que me pillaron, primero ligué muchísimo ha añemosê jeyma.

– ¿Cómo se te ocurrió poner agua en la leche?

– Y me sobraba un litro libre para mí, de ese hacía mi platita extra. Un día le dijeron a mamá que la leche no tenía más nata y que era muy aguada. Mi vieja empezó a controlarme y así fue que me pilló.

– ¿Intentaste en otros trabajos?

– Sí, pero pasó lo mismo de siempre. Fui a trabajar en el Mercado 4, donde tenía mi puestito en feria “Aragón”, ahí duré 4 meses ha upéi añemosê jeyma. Luego ya me iba a la fiesta kañyhápe y así empezó a gustarme la animación. Decidí estudiar locución a escondidas de mi papá, a quien no le gustaba eso de andar de farra, pero mi mamá me pagaba mi curso precisamente con su venta de leche y así terminé mis estudios.

– ¿Cuál fue tu debut como animador cachaquero?

– Mi debut en la animación fue en Puero Pabla y con una anécdota inolvidable. Era la famosa fiesta de elección y coronación de reina. Yo era el presentador de la noche y me fui bien elegante, pero mi zapato estaba agujereado en la suela; en un momento dado, presentando a las chicas en el escenario que era muy chico, loperro tiraron un cigarrillo y pisé.

Me quemé y tuve que aguantar el tremendo dolor durante toda la elección. Terminé con la planta del pie totalmente quemada.

– ¿Cuántos años llevás animando fiestas?

– 22 por ahí, no recuerdo bien, podría ser más. Mi trabajo es parte de mi vida y si un sábado no salgo ya me duele la cabeza.

– ¿Hiciste muchos “levantes” en estos 22 años?

– Sí. Yo era el playboy de la cachaca, por algo en aquella época me decían el Luis Miguel paraguayo. Pero ahora, hace poco que bajé los decibeles porque prefiero estar con mi familia. Uno se cansa ya del trajín de la noche.

– ¿Cuándo surgió lo de las vestimentas con colores raros?

– Desde un principio creé mi propio estilo, mis ropas las diseñé yo mismo y siempre me gustó lo estrafalario.