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“La pasé muy mal y ya no confiaba en los hombres”

“La pasé muy mal y ya no confiaba en los hombres”

Tuvo varios fracasos amorosos, hasta que un día encontró el amor, que llegó a su puerta. Pasó mucho, luchó, pero hoy agradece por su pareja

En un segundo mi vida cambió, ya parecía tan lejano aquel calvario que pasé entre tantos hombres que probé. Este hombre parece diferente -me dije- siempre con un temor espantoso a un nuevo fracaso. Nos dimos un largo y apasionado beso. De tanto que me insistió yo le acepté a este muchacho mucho más joven que yo y con sus virtudes y defectos, porque no fue fácil tampoco todo lo que viví a su lado, con tres hijos ajenos a cuestas.

A pesar de todo nos aceptamos mutuamente, sufrimos mucho al comienzo porque su mamá no me quería. Y en el fondo yo le comprendía a la señora, siendo yo mamá soltera y mucho mayor para su hijo, así que me puse las pilas y aguanté hasta que ahora ella es la que más me quiere, porque vio que le quiero a su hijo.

Pasamos hambre, frío, porque uno de sus defectos es que es demasiado orgulloso como para pedirle a sus padres, él perdió su trabajo y solo dependió de mí un tiempo.

Un día de tanto quebranto no aguanté y estuve a punto de bajar los brazos hasta que sentí la mano de Dios en la espalda, era como una señal que me pedía seguir adelante. Y así fue. Todos los días en mis oraciones le pedía sin cansancio un buen trabajo para mi marido que ya se estaba perdiendo en el vicio del juego. Y de un día para otro le ofrecieron un trabajo como sereno, no era mucha la paga pero para mí ya era como una bendición del cielo y agua mansa para la tempestad que ya estaba pasando a su lado. Esto que te cuento ya pasó hace unos cuantos años, pero recordarlo me hace sentir viva, cada vez que tengo problemas me da ánimo para seguir luchando, si ya pasé tantas cosas desde un embarazo a los 16 años, vivir de criada con un hombre demasiado viejo que no amaba, casarme con un hombre perdido en la bebida hasta el punto de negarme a todos los hombres por creer que todos son malos. Pero conocerle a esta persona tan amorosa que hace que mis días tengan un color diferente me cambió la vida. Solo quería compartir mi historia para que sirva de testimonio a todas aquellas mujeres que sufren, que no se den por vencidas, para que nunca pierdan la esperanza en su búsqueda del amor.

PETRONA, DE CAAZAPÁ, 34 AÑOS.

RESPUESTA: Antes que nada la agradecida soy yo por abrir la ventana de tu corazón y compartir con nosotros una parte de tu historia de vida. Muchas veces los golpes que recibimos de este mundo pasajero endurecen la razón y acumulan un miedo terrible a repetir modelos de sufrimiento, tanto que rechazamos todo, hasta lo bueno que nos podría pasar asumiendo cada reto. Creo que la lección más importante aprendida es que todo se puede si uno quiere y se esfuerza por conseguirlo, que si el amor llama a la puerta y sientes que es el momento de abrir nuevamente el alma, hay que animarse a vencer los fantasmas del pasado. Fuerza y nunca bajes los brazos.

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