Hay chicos a los que le pedís que guarde sus juguetes y te contesta con un grito de no quiero. Si lo hace solo de vez en cuando no hay de qué preocuparse, pero es mejor investigar por qué está tan molesto. A veces con una mala repuesta, está expresando su enojo, frustración, miedo o si se siente herido. Lo ideal es que le enseñes a expresar sus sentimientos de una forma más aceptable.

El problema no es el enojo del niño sino cómo lo está expresando.

Una vez que identificas ciertas situaciones que casi siempre hacen que tu hijo responda mal, fijate si puedes ayudarlo a solucionar el problema desde antes.

Por ejemplo, si acostumbra enojarse cada vez que le pedís que limpie su pieza porque siente que lo interrumpen de alguna actividad que le gusta, dale un aviso con 5 minutos de anticipación y que después de eso tendrá que guardar los juguetes.

Pensá un poco si podía estar imitando alguna situación que ha visto en una película o en la televisión. Los niños “contestones” son populares en la televisión. Vigila lo que tu hijo ve para que te asegures de que no recibe mensajes inapropiados.

Un patrón de conducta

Busca también si hay un patrón en el comportamiento de tu hijo cuando responde mal. Si está cansado, quizá lleva demasiadas actividades para su edad y necesita algo de tranquilidad.