OPORTUNIDAD. Con la idea de empezar de cero, la mujer lo invitó a pasar un día con ellos, pero al rato ninguneó y salió a farrear con los amigos

Conocí a un hombre que me encantó desde que me habló. Para mí era el tipo de mis sueños, yo tenía apenas 17 años. Él llegó de visita a la casa donde yo vivía como criada, quedó encantado conmigo y seguimos en contacto por mensajes. Se fue por meses de viaje, era navegante en aquel tiempo, cuando volvió tuvimos un acercamiento íntimo y hasta fue donde mi mamá para decirle que le gustaría casarse conmigo. Yo estaba emocionada y sorprendida, pero le indiqué que era muy joven y no estaba segura.

Luego regresó donde vive en el interior y un año después volvió, esta vez trajo anillo de compromiso, yo estaba feliz, sentí que era el hombre que me gustaba y con quien quería estar. Me llevó a vivir a su casa con su mamá, con la promesa de que el matrimonio se llevaría a cabo ese mismo año, aunque jamás dijo la fecha. Todo marchaba bien, hasta que me embaracé, recuerdo que yo estaba tan feliz cuando le di la noticia, pero su cara cambió. Me dijo que antes de que pasara un mes yo debía “solucionar” y todo cambió. Me dijo que él no estaba preparado y se fue nuevamente a navegar por meses. Sufrí mucho y me dolió, me fui de la casa sin decirles nada, pero seguí adelante con mi embarazo. Cuando nació presenté la demanda para que le diera su apellido, pasé por el proceso y la prueba de ADN que salió positivo. Después de eso, quiso saber del niño, se interesó más, pero peleábamos por teléfono porque quería que yo se lo dejara por un tiempo con él, después de todo lo que me había hecho. Ahora hace como un año está que quiere volver conmigo, me dice que está arrepentido y si podemos empezar todo de cero.

Decidí darle una oportunidad y lo invité a ver a su hijo, pero duró como dos horas viendo el niño y después decía que tenía que salir con unos amigos, me sentí tan mal porque no me dijo nada. No reaccionó como yo esperaba. En mí pudo más la emoción de verlo y saber que estaba interesado en su hijo, que el pensar con la cabeza, pero me sentí mal cuando se despidió. Desde esa vez no quise saber nada.

La segunda vez vino con un amigo, y quería como buscarme la vuelta y estar conmigo en la intimidad mientras que el amigo le cuidara a la criatura, le dije que no. Ahora me vende sueños y me dice que le gustaría tenerme donde él vive a mí y a su hijo. Yo le dije que un hombre que ama a una mujer o por lo menos la quiere, el primer día que llega después de tiempo sin vernos, no se va el mismo día a farrear con amigos.

A veces pienso en volver con él por mi chiquito, pero también digo que así no voy a ser feliz, yo soy la psicóloga de mis amigas, pero a mí nadie me orienta.

Yo estaba tan ilusionada, pero si me deja sola con el nene diciendo: me voy con unos amigos míos, que tengo tiempo que no los veo, siento que no somos lo más importante para él. Ya la segunda vez que vino ni compartí con él y me llamó como loco, de madrugada y todo, durante varios días pero como lo ignoré, empezó a cambiar nuevamente. Ignoró al niño, no le pasaba la mensualidad, yo lo llamaba, a veces contestaba otras no, me decía que se le perdía su celular, que cambió de aparato y perdió mi número y un montón de excusas. Ahí pensé: este me quiere joder. Ahora quiere que vaya a ver su nueva casa, que si me gusta donde vive. Para mí que este hombre es bipolar y no sabe lo que quiere. En un momento de mi vida me sentí tan feliz con él y siento que después que pase por esa situación nunca más seré la misma. Me gustaría me dijeras tu punto de vista. Gracias.

MALENA, DE ASUNCIÓN, 20 AÑOS.

RESPUESTA: Hay personas inmaduras que ante las dificultades se borran, tal vez eso sucedió en su momento, ahora es una nueva etapa que si la experiencia enseña debería aprovecharse para avanzar y ser mejores. Si no estás segura de tus sentimientos es preferible que esperes tomar alguna decisión y separar bien el rol de padres y el de pareja, porque son responsabilidades distintas.

La prioridad de los padres debería ser la de garantizar los derechos de los niños, cuidarlos, amarlos y ver que no les falte nada, como pareja es otra la historia. Si tus expectativas de cómo tiene que ser una relación no son satisfechas ahora, menos lo será después, la intención es buena, pero si no existe compromiso de poner cada uno un poquito de esfuerzo, cuesta más después.

Ambos deberían hablarlo, pero a veces los gestos, actitudes dicen mucho más que las palabras y promesas. Detente a pensar por qué se terminó la relación, si no se perdonó aún, volverás a sufrir por la misma razón. A veces tendemos a engañarnos cuando pensamos más con el corazón dejando de lado la razón, es preferible hacer un balance de lo bueno y lo malo, antes de volver con el ex.