• NO SE RINDE. Fredy Cañiza, a pesar de quedar en silla de ruedas, sigue siendo el sostén de su familia

Llegó un momento en que solo miraba al cielo. Tal vez en busca de alguna explicación o simplemente porque no quería ver para abajo… hacia sus piernas. A Fredy le encantaba jugar al fútbol. Era una de sus pasiones. Pero, paradójicamente, encontró la desgracia chutando la redonda.

“Un golpe que recibí en la pierna hizo que se activara un tumor, el cual no sabía ni que existía. A los doctores no les quedó de otra que amputarme”, dijo con un tono que describía la seriedad con la que hoy afronta esta inesperada situación.

Pero en esos días, Fredy no era el mismo. Su sonrisa, su espíritu de lucha y las ganas de seguir se esfumaron. Pero una señal hizo que cambiara su actitud. “Vi a mis seres queridos pelear por mí. Y me pregunté ‘si ellos luchan para que yo esté bien’ ¿cómo me voy a entregar tan fácil?”, se preguntó.

Fue allí que Fredy Cañiza (39) decidió mirar al frente y seguirle dando batalla a la vida. Esa vida que para él es plena y llena de metas, por él, por su señora, por sus dos hijos y por sus verdaderos amigos que siempre estuvieron ahí.

Luego de mucho cranear qué hacer para mantener a los suyos, se le ocurrió la idea de vender yuyos frente a su casa en Tablada Nueva de Asunción. Es así que él es ahora el yuyero de su barrio.

“Realmente es algo que me entusiasma mucho, porque sigo siendo el sostén de mi casa. Tengo dos hijos, una de 14 años y otro de cinco quienes son mis dos grandes motores. Tengo muchos clientes. Mis amigos mismos vienen y compran remedio yuyo o me hacen compañía mientras tomamos tereré”, siguió.

El tumor podía “correr” hacia arriba, he’i

Hace un año que a Fredy Cañiza le amputaron la pierna izquierda. El tumor era muy agresivo y podía correr para arriba, le dijeron los médicos. Para evitar eso es que tuvieron que quitarle la pierna. “Yo me manejo en silla de ruedas acá en mi casa, muy bien me manejo, pero para salir a la calle uso muletas porque, como sabemos, no está apta la situación vial para personas con discapacidad”, dijo.

Su lapa, María Belén, le ayuda también con las ventas y a la par se dedica a las cosas de la casa. Fredy trabajaba en una empresa como empleado y por lo menos consiguió la media jubilación por su sitú.

Por ser el mejor

Hasta hace poco, Fredy era técnico incluso de un equipo futbolístico de un club de su zona.