El modo “covid de vivir” protege de los contagios por el virus vai. Pero es todo un problema para la gente que no tiene la posibilidad de “reinventarse” y que tampoco salió sorteada con algunos beneficios como Pytyvõ y Ñangareko.

Esta es la historia de don Pablo Fleitas, quien como muchos otros payasos tuvo que dejar atrás los días de risa y enfrentarse a una triste realidad. Él como muchos otros, dejó de laburar cuando llegó el enemigo diminuto y hoy, a 116 días de la cuarentena, la situación ya es insostenible para Fleitas y sus colegas, que no viendo una solución decidieron salir a manifestarse.

“Yo tengo 60 años, vivo con un adulto mayor que tiene sus gastos para estar bien y tengo un hijo de 11 que ahora, por más que no tiene clases presenciales, tiene también sus gastos de saldo, fotocopias y más que suman en la semana. La situación ya es crítica para nosotros. Yo, en lo personal, me mantengo haciendo changuitas, con trabajos de electricidad. Pero tampoco hay tanto y los subsidios esos que dio el Gobierno, al final solo le beneficio a gente que tiene todo”, omombe’u a Crónica don Pablo, quien en su desesperación por una solución y sin tener dinero ni para pasaje, salió de su casa y a pie se fue hasta la Plaza de la Democracia para manifestarse con sus colegas.

“Yo salí a la 13:00 de San Lorenzo y llegué despacito acá, nosotros necesitamos que Marito nos deje trabajar de alguna forma ya en la fase 4. Sabemos que es un poco imposible por el distanciamiento social, pero necesitamos”, dijo el payaso, sabiendo que hay quienes la están pasando peor.

KILÓMETROS

Aproximadamente 14 km lo que caminó don Fleitas hasta la manifestación. Unos G. 1.600.000 he’i que podía llegar a ganar por show.

UN “AYUDO”

El gremio avei aglomera a los artistas circenses y artistas callejeros y lo que piden es que el Gobierno les pueda dar algún subsidio.

Muchos están ya laburando de recicladores

La fortuna es arisca con algunos, y sobrevivir es un propósito que se tiene que cumplir como sea en esta época de pandemia, más si hay una familia a la que se tiene que alimentar.

“Como te digo, yo puedo hacer trabajitos, pero hay compañeros que no y muchos son los que viven netamente de esto que es el mundo de las animaciones de cumpleaños infantiles, y como todo está parado y es casi imposible que nos dejen trabajar, sé de muchos colegas que se volvieron recicladores ahora, para llevar un poco de pan a la casa”, dijo con tristeza don Pablo Fleitas, que siendo mayor de 60 años se animó a caminar por la calle a una semejante distancia con protector facial y tapabocas puesto.

La opción de los ‘‘autoteatros’’ umía no es rentable para ellos

Como varios espectáculos tuvieron que darle un giro a la forma de hacer las cosas, entre las propuestas para reactivar este mundo del arte salió la idea del “autoteatro”, o sea, ver las obras desde el coche, que en algunos shows pueden incluir payasos.

Sin embargo, esto no es una opción he’i Fleitas. “Eso es más para los actores, máximo un payaso lo que puede hacer una pequeña escena, a diferencia de lo que se hace en los cumpleaños, que es todo un show de animación completo, y además, para que sea rentable, muchas personas tendrán que asistir y lleva mucha logística también”, explicó el capo.

MUCHOS

Según mencionó don Pablo a Crónica, en este rubro hay al menos un total de 3.500 payasos que se dedican netamente a “payasear”, he’i.