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COCINERO DEL YCUA: “Desperté y me enteré que mis compañeros ya fueron enterrados”

COCINERO DEL YCUA: “Desperté y me enteré que mis compañeros ya fueron enterrados”

La vida le puso una prueba muy pero muy grande a don Fernando Ortíz (42). Hace exactamente 16 años que se enfrentó a una de las situaciones más inimaginables, que incluso marcó un antes y un después en la historia del país. Él fue uno de los cocineros del Ycua Bolaños, uno de los pocos sobrevivientes de esa área y quien asegura que solo Dios es el responsable de que siga con vida. Don Fernando chuleó a la muerte y volvió a nacer.

¿Podés recordar ese momento, cómo fue?

Sí, claro. Yo trabajaba en la cocina, pero en ese momento estaba en el salón. Fui a buscar algunos insumos que faltaban. Allí fue cuando hubo la explosión, donde los compañeros que estaban en la cocina, que más o menos eran siete a ocho personas fallecieron ahí mismo. Yo corrí como pude, me bajé al estacionamiento en el subsuelo y ahí recién pude ver el fuego.

¿Y qué pasó después?

Fue tan rápido. Hacia mí venía una especie de bola de fuego, como una oleada, impactó mi cuerpo y me tiró. Recuerdo que el dolor era terrible. Tuve la suerte de ser uno de los rescatados y al despertar allá afuera del lugar siniestrado, yo sentí que estaba todo quemado, la mente no dimensiona lo que está pasando en ese momento, fue muy difícil. Cuando me tiraron el chorro de agua realmente fue como si fuera que volvió ese espíritu a entrar al cuerpo y ahí empieza otra vez el dolor. Empecé a sentir un dolor terrible. Yo me quemé el 50% de mi cuerpo.

¿Cómo fue después?

Estuve en terapia intensiva casi dos meses, un mes en terapia intermedia y más o menos tuve como 4 cirugías, yo me salvé de milagro. Me había quemado por completo las extremidades de mi cuerpo. Me rompí la cabeza por el impacto del fuego que me tiró al piso. Al despertar querés dimensionar lo que pasó pero es demasiado. Yo desperté y me enteré que mis compañeros ya fueron enterrados, eso fue terrible. Yo estuve entre la vida y la muerte, no tenía muchas posibilidades, pero Dios quiso que siga vivo.

Una foto muy fuerte donde se lo ve a don Fernando ya fuera del Ycua Bolaños, tras ser rescatado. FOTO: Fernando Ortiz

HOMBRE DE FE

¿Por qué crees que Dios te dio esta segunda oportunidad?

Cuando eso mi hija tenía 5 años más o menos y se iba a la escuela y sus compañeros sabían lo que estaba pasando en la familia. La profesora con los niños siempre hacían el rezo para que yo pueda salir de terapia intensiva. Cuando mi hija vio a su mamá llorar en uno de esos rezos le dice ‘no te preocupes mamá, papá va a volver’ y eso es muy fuerte, fue como que la voluntad de Dios no era que me fuera.

¿Es tu única hija?

No. Ella ahora tiene 21 años, pero la vida me recompensó con un par de gemelos que ahora tienen 4 años.

¿Cómo recordás a tus compañeros que fallecieron en esa tragedia?

Como una familia que tenía, una familia que perdí. No puedo evitar recordar a uno en particular, que era muy amigo mío, muy especial, por su calidez, porque estaba ahí para cualquier eventualidad.

¿Tenés alguna inquietud o algún pedido que hacer?

Que a 16 años de esta situación, de esta tragedia, la justicia todavía no ha podido saldar su cuenta con nosotros, en lo monetario te estoy hablando. Hay varias cuentas que están congeladas, pero ellos no saben respondernos por qué, cuál es el problema. Lo que pasa es que nuestra justicia nos puso a todos en la misma bolsa; sobrevivientes, huérfanos y a las personas que murieron y cada uno percibe una cosa diferente. Al final todos queremos una condena ejemplar porque lo que pasó fue que los responsables cumplieron parte de su condena y ya todos de vuelta a su casa.

Con su esposa que lo banca en todo.

El Covid es mucho más jodido para ellos

Todos los sobrevivientes quedaron sí o sí con algunas secuelas, he’i. Fernando relató a Crónica Digital que el pulmón quedó bastante dañado y eso hace que sean mucho más vulnerables a cualquier tipo de enfermedad. “El coronavirus para nosotros es terrible,nuestros pulmones están todos colapsados. Ese humo negro respirábamos para sobrevivir. Aguantamos ahí 1.230 grados, lo que hizo que hasta los hierros se doblasen. Quedamos con secuelas. Yo estuve casi cinco años convaleciente, cinco años de no poder casi ver el sol, tuve varias operaciones de la piel, no podía exponerme al sol”, contó.

Finalmente dijo que actualmente trabaja con un señor que lo comprende en todo y entiende las cuestiones de salud por las que le toca atravesar. “El sabe que cuando voy y estoy con ronquera es porque mis cuerdas vocales se dañaron por completo y no porque tenga algún problema de resfriado”, finalizó.

SIGUE EL DOLOR

Don Fernando, vive con su familia en Loma Pyta y cada uno de agosto tratan de apartar de ellos todo lo que les haga recordar aquel trágico suceso. No lee los diarios, no ve televisión ni escucha la radio.

Esta gran hombre con su familia.
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