La pandemia vino a golpear a muchos, pero el “torbellino” llegó para golpear a los más débiles. Don Leoncio González (50), es un antiguo vendedor de la Basílica de Caacupé, quien se dedica a vender pororo actualmente y fue uno de los tantos que sufrió bastante económicamente a comienzos de la cuarentena. Pese a la mala situ que le tocó vivir y sigue arrastrando hasta ahora, don Leoncio se mostró optimista y con mucha fe: “A pesar de que las ventas ya no son como antes, no pierdo las esperanzas, de esta vamos a salir”, dijo en comunicación con Crónica Digital.

Don Leoncio relató que de vender alrededor de 100 unidades de pororo en días de misa, ahora solo llega a 15 o 20. “A veces añembyasy ha aha jey che rógape con las manos vacías, cuando no vendo nada”, expresó. Aseguró que aunque eso le bajonea, tiene dos hijitos que son su motor diario y sabe que el kirito no lo va a desamparar.

“Ya pasé por una situación así. En una ocasión tuvimos que comer por un mes quince días mandioca con sal”, recordó con lágrimas en los ojos. “Eso no le deseo a nadie, si Dios me pudo sacar de eso, esto no es nada para mi”, aseguró con mucho optimismo.

Antes vendía globos inflables

Don Leoncio está en la zona de la Basílica siempre. Cumple con todos los protocolos de seguridad para poder protegerse del Covid y así también la gente le compra con más confianza, he’i. Relató que hace 8 años vende pororó pero antes de eso se dedicaba a la venta de globos inflables para las criaturas. “Mi señora sigue vendiendo eso hasta ahora mientras yo estoy con la venta del pororo”, expresó.

Su pororó está a 5000 guaraníes cada uno. Su esperanza es que las ventas aumenten un poco más en las fiestas patronales.