Café para adelgazar, batidos mágicos, lechuguitas para la cena… ¡Ojalá bajar de peso fuera tan fácil como subir!, he’i los gordis que ensayan toda clase de dietas para bajar los rollos, pero con los atracones, lo mismo ikyrã.

La sitú de la pandemia hizo que la dependencia a la comida se salga totalmente de control. La psicóloga y nutricionista Fernanda González explicó que con mucha facilidad la gente recupera todo el peso perdido con la dieta, a veces con muchos kilos más de los que iniciaron. “Se entra en un círculo vicioso donde la persona aplica conductas alimentarias muy restrictivas, generando paralelamente sentimientos de culpa, malestar y enemistad con la comida, se termina en amor el odio con los alimentos”, señaló.

Aconsejó atajar la boca antes de bajarle con todo al pan o “lo que venga”.

“La primera regla es que si no tenemos hambre no comamos, esta sencilla oración puede cambiar la vida. Es preferible no comer más que hasta tres cuartos de la capacidad del estómago, con la práctica se puede identificar este punto con precisión”, contó.

En cuanto a las dietas que prometen bajar de peso o panza y recorren las redes, Fernanda dijo que muchos pacientes se identifican como “dietantes crónicos”. Son los que prueban alternativas que prometen resultados a corto plazo, que funcionan, te hace bajar con la pérdida de agua o masa muscular, pero la grasa no desaparece.

“Distinguir el hambre emocional”

La nutricionista recomienda que antes de comer colocar una mano sobre el estómago para tratar de evaluar nuestro nivel de hambre. “Tratemos de escuchar lo que nuestro cuerpo nos dice, si sentimos hambre o se trata de un deseo de comer emocional”, dijo.

Avei una vez que comenzamos a comer, tratar de colocar de nuevo la mano en el estómago para saber si seguimos moviendo “la carretilla” o paramos.

EN REDES

La nutricionista Fernanda González está en las redes Facebook y en Instagram @mfgg, para quienes quieran seguir desde allí sus consejos.