El jugador que tuvo el privilegio de jugar por Olimpia y Cerro Porteño habló de lo que significa un clásico y cómo llegan ambos para el juego de mañana.

• POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

Juan Manuel Lucero Campos (36 años) nació en Mendoza, Argentina, después de recorrer el mundo gracias al fútbol hoy vive y trabaja nuevamente en su tierra natal, pero más allá de dónde nació y dónde reside actualmente, él ama Paraguay.

Tuvo el privilegio de vestir la casaca de Olimpia y Cerro Porteño (además la de Luqueño), primero jugó en el Decano y luego en el Ciclón, por ambos equipos tiene un cariño y un respeto muy grande.

Crónica habló con él sobre su carrera, su actividad empresarial y por supuesto, el partido de mañana entre los clásicos rivales.

“La verdad que estoy muy agradecido a ambos clubes, tanto a Olimpia como a Cerro Porteño porque me trataron muy bien siempre. Los dos clubes son especiales para mí, les tengo mucho cariño a los dos y creo que también me gané el cariño de la gente de los dos clubes, porque siempre fui muy respetuoso”, señaló el exdelantero.

Al consultarle si tiene favorito para mañana, acotó: “Sé como llegan ambos clubes porque sigo mucho el fútbol paraguayo, tengo el canal del fútbol paraguayo en mi casa. En trabajo y en lo físico creo que Cerro llega mejor porque mantuvo el cuerpo técnico del año pasado y hace tiempo que trabajan juntos. Olimpia tiene un plantel con mucha jerarquía y un grandísimo técnico como Néstor Gorosito”.

¿Tenés un favorito?, “no, no tengo. Llegan bien los dos y ojalá gane el mejor”, fue la respuesta del argentino.

Lucero fue parte del Cerro Porteño campeón en el 2012, aquel equipo que era dirigido por Jorge Fossati.

LO DIJO

“LA VERDAD QUE ESTOY MUY AGRADECIDO A AMBOS CLUBES, TANTO A OLIMPIA COMO A CERRO PORTEÑO PORQUE ME TRATARON MUY BIEN SIEMPRE. LOS DOS CLUBES SON ESPECIALES PARA MÍ, LES TENGO MUCHO CARIÑO A LOS DOS Y CREO QUE TAMBIÉN ME GANÉ EL CARIÑO DE LA GENTE DE LOS DOS CLUBES”

JUAN MANUEL LUCERO

Exfutbolista

De la mano de Costas llegó al Franjeado

Lucero comenzó a jugar en su ciudad, Mendoza, y a los 12 años llegó a River Plate, estuvo allí dos años y a los 14 años fue transferido a Coquimbo de Chile, luego pasó a Colo Colo; uno de los grandes del fútbol trasandino.

También tuvo un breve paso por Europa, específicamente en Suecia, pero por problemas con su pase no logró jugar un solo partido por lo que tuvo que volver a Chile.

Regresó a Coquimbo, más tarde se fue a Cobresal y de allí vino a Olimpia. “Yo llegué a Olimpia gracias a Gustavo Costas, le estoy muy agradecido que en ese momento haya pensado en mí, fue una gran experiencia porque es un gran club”, afirmó.

Pidió un “monumento” para las mujeres de los futbolistas

El exatleta está casado y tiene dos hijas, algo que valora mucho a estas alturas de su vida. Desde su óptica las mujeres que apoyan a sus parejas que son futbolistas merecen un monumento porque no es fácil seguirle el ritmo a los jugadores.

“Hay que hacerle un monumento a la mujer que acompaña al jugador en su carrera porque no es fácil, la familia es la que aguanta todo y eso debemos agradecer mucho. Los viajes, las concentraciones y muchas cosas más la familia aguanta, sin ellos el jugador tampoco llegaría a ser lo que es”, aseguró.

Lucero remarcó que hoy en día los jóvenes deben tener el apoyo familiar para salir adelante.

Admitió que le faltó disciplina

El mendocino fue un gran talentoso, pero los hinchas del fútbol que lo vieron jugar aseguran que pudo haber llegado mucho más lejos porque tenía “madera” para más. En este sentido Juan Manuel admitió que en parte de su carrera fue indisciplinado, algo que le impidió hacer cosas más grandes en el fútbol. “Si yo me hubiese cuidado un poco más le hubiera dado un poco más al fútbol, si tuviese un poco más de disciplina hubiese llegado más lejos. El jugador vive en una burbuja, eso ahora lo sé”, apuntó.

“Éver fue el mejor DT que tuve”

Cuando le preguntamos quiénes fueron los mejores técnicos que tuvo, no dudó en decir Éver Hugo Almeida y Leonardo Astrada. “Tuve muchos buenos técnicos a lo largo de mi carrera, pero ellos dos me marcaron para siempre. Éver es como un segundo padre para mí, me conocía muy bien y siempre buscó sacar lo mejor de mí como jugador, un maestro”, recordó.