Sarambi memete se armó en el clasificatorio a la Copa de Asia disputado entre Jordania e Irán, que se desarrolló en septiembre pasado. Resulta que Jordania tiroteó que la arquera de Irán, Zohreh Koudaei, sería hombre, por lo que el partido habría sido «amañado» de esa forma.

Zohreh Koudaei fue la gran protagonista del partido que acabó con empate y se decidió del lado de Irán en la tanda de penales (2-4). La portera de la selección visitante detuvo dos lanzamientos y dio la victoria a su selección que, además, servía como billete para la Copa Asiática femenina que se celebra a comienzos de 2022.

La polémica ha estallado ahora al hacer pública el príncipe Ali Bin Al-Hussein, presidente de la Asociación de Fútbol de Jordania, una carta que envió a la AFC (Asian Football Confederation) el pasado 5 de noviembre, dejando caer que la guardameta iraní era en realidad un hombre.

Se trata un asunto espinoso y el príncipe jordano ha solicitado que se lleve a cabo una investigación exhaustiva para verificar el sexo de la futbolista. En la carta se pide que un equipo médico «independiente» lleve a cabo sus pertinentes exámenes para determinar la elegibilidad de la futbolista sobre la que depositan sus dudas y «otras jugadoras del equipo», añade sin especificar más nombres.

La protesta de la federación jordana ha obtenido respuesta en Irán. La seleccionadora Maryam Irandoust ha cargado contra la selección rival y califica sus quejas como una pataleta llena de falsos pretextos para no aceptar la derrota. Además, asegura que no tendrán ningún reparo en hacer entrega de la documentación necesaria para demostrar que su jugadora es realmente una mujer.

«El personal médico ha examinado cuidadosamente a cada jugadora de la selección nacional en términos de hormonas para evitar problemas a este respecto, por lo que les digo a todos los aficionados que no se preocupen», dijo Maryam.

En la nota de Ali Bin Al-Hussein hay una sentencia que cobra particular relevancia en el caso. Dice que se debería llevar a cabo una investigación «particularmente por el historial que tiene la selección femenina iraní con los problemas de género y deporte». Los antecedentes a los que hace referencia es por lo ocurrido en 2014 cuando se descubrió en unas pruebas de género que cuatro jugadoras del combinado femenino de fútbol sala eran hombres que estaban en pleno proceso de un cambio de sexo, pero que todavía no lo habían completado.