¿¡Cómo olvidarlo!? Si los “tiempos del destino son perfectos”, para los azulgranas hay uno en especial que va a quedar en la historia. Y por más que no va a faltar el que diga que “fue sólo uno más”, para el que lleva a la Azulgrana en el corazón quedó grabado para siempre.
El tiempo es infinito y no podemos controlarlo. Es una fuerza más allá de nuestro entendimiento humano.
Es que no es un número y nada más. No es un minuto de tantos que pasan. Es el tiempo en el que los milagros dejaron en claro que existen. Ese en el que Juan Patiño hizo feliz a un pueblo. El mismo en el que, a lo Ciclón, permitió sumar a Cerro Porteño un título impensado que hizo reventar gargantas.
100:55. Los minutos y los segundos de un encuentro memorable en el que los de barrio Obrero festejaron como pocas otras veces un campeonato épico. Y ayer estuvo presente en las gradas, justamente frente al rival con el que el “milagro” se consumó, Guaraní.
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