El mediodía ya se había despedido y la siesta dominguera hacía su entrada triunfal. Ese momento en el que tu vecino ya tragó todo y pone la música a todo lo que da como para que todo el barrio se entere que es amante del reguetón, la “cachaca piru” o rock curepa. En Hernandarias hay uno que antes que subir el volumen al mango de su equipo de sonido prefiere “matar el tiempo”. Parece inocente, pero no lo es. Pasa que este prójimo, que evidentemente no es agua lo que tomó con el almuerzo, peló un arma de fuego y le empezó a disparar a la nada misma.
Ante el peligro que esto significa, alguien alertó a los volai quienes se fueron a todo trapo hasta el lugar que se les había indicado en la denuncia. Al llegar, el “Billy the Kid” del barrio San Francisco pescó la presencia de los uniformados e intentó pegarse el raje. Lo mejor que se le ocurrió fue meterse en la casa de un vecino. Sin embargo, los polis que solo estaban con tereré encima, fueron más vivos y en seco lo pescaron.
Al revisar la casa en busca de más armas, ante la flagrancia del delito, se encontraron que el amigo había sido tenía otros “juguetitos”, entre ellos un arma de fabricación casera que imitaba un subfusil además de un revólver calibre 22 y una pistola calibre 7.65. Junto con todo lo encontrado y sin siquiera darle tiempo para que se ponga una remera o levante su bermuda para que no se vea todo su boxer, se lo llevaron a la comisaría para que el volai saca fotos agregue otra imagen al álbum que ya tienen con varias figuritas de tavyrones en la Comisaría 27 de Hernandarias.
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