La muerte es uno de los momentos más dolorosos de sobrellevar para cualquier familia. Y cuando se trata de peques, es mucho mayor el grado de angustia y el quebranto que se sienten. Sin embargo, en medio de ese mar de sensaciones negativas, los papás de un chiquito de 11 años decidieron que su partida sea honrada con la vida y donaron sus órganos, permitiendo a dos jóvenes tener una segunda oportunidad.
El caso involucra a una familia de Caacupé. Lastimosamente, pasaron por una de esas situaciones que espera encontrarse de frente. Pero, a pesar del enorme desgarro que sentían en su corazón, permitieron a dos personas, de 20 y 22 años, aprovechar sus riñones para seguir con vida.
En el Hospital Nacional de Itauguá y en el Hospital de Clínicas se realizaron los trasplantes. Los procedimientos quirúrgicos se llevaron a cabo durante la mañana del jueves.
El menor sufrió una muerte cerebral hace aproximadamente 48 horas debido a un atragantamiento.
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