Por Laura Torres

Como todas las mañanas en el centro de Asunción, los lustrabotas se hacen presentes en la Plaza de la Libertad para atender a sus primeros clientes que deben ir a trabajar. “Desde bien temprano ya estamos acá porque muchos vienen antes de ir a la oficina y deben estar para las 7 de la mañana ya”, contó don Martín Sánchez, quien se dedica a esto desde que tiene 12 años de edad.

Cada vez son menos los señores que siguen lustrando botas en esta plaza céntrica y entre ellos sigue allí don Martín que tiene 64 años de edad, y dijo que es un trabajo que heredó de su padre y esto le ayudó a mantener con honestidad a su familia.

“Son 52 años que trabajo así y tenía muchos compañeros más, muchos ya no vienen por su edad. Yo tengo mis clientes de siempre”, dijo mientras atendía a su clientela.

De lunes a viernes, don Martín se levanta bien temprano para ir desde el barrio Ricardo Brugada hasta su puesto de trabajo, donde está desde las 6 horas hasta el mediodía.

Según Antonio, lustrar un par de zapatos no dura más de 15 minutos y es accesible para todos, por este motivo muchos de los clientes que tiene don Martín van varias veces a la semana.

Otro lustrabotas que está en la plaza es don Antonio Candia, el más antiguo de todos, tiene 72 años de edad y 30 años haciendo brillar los zapatos de los demás. Antonio es del barrio La Recoleta, donde vive en casa de su sobrina y desde ahí va en ómnibus para iniciar su jornada laboral en la plaza.

Actualmente, de los más de 20 lustrabotas que estaban en el lugar, ahora solo quedan 12 y la mayoría son mayores de edad, algunos ya no van por la edad y otros ya fallecieron.

TRABAJO FIEL Y HONESTO

Martín contó que este trabajo hace que los clientes sean fieles a sus lustrabotas, ya que tiene muchos conocidos que hace décadas van junto a él para pedir su servicio. “Hay muchos clientes que tengo yo de hace años. Este es un trabajo honesto y muchos vienen para ayudarnos también por medio de esto”. Don Martín, quien se dedicó a esto durante toda su vida, dijo que a pesar de que no es un trabajo lucrativo, le deja una buena ganancia y puede manejarse bastante bien porque es un trabajo honesto.

APOYO

Martín contó que aunque ya son pocos los lustrabotas de la plaza, necesitan más apoyo. “Necesitamos que nos pongan un techo para protegernos del sol o a veces del frío”, dijo.