El papa Francisco estará en nuestro país como es su costumbre muy cerca de la gente, igual que en las recorridas del Vaticano, donde le dan mate o pizza, aquí la réplica del papamóvil permitirá ese mismo contacto. Hace poco un hombre saltó la valla y le entregó un pedazo de pizza, agarró y se fue comiendo, otra vez le dieron una remera de San Lorenzo, club del que también es fanático. Es uno de los hombres más influyentes del mundo, pero que sale de cualquier protocolo estirado.

El papamóvil por ahora permanece celosamente guardado en los talleres de Automotor S.A., empresa que regala el cero kilómetro para que use Su Santidad durante su estadía, ya está casi listo.

La historia de los que hacen el vehículo es muy peculiar porque son dos chapistas, uno evangélico y el otro umbandista, además de un pintor ateo. Son de diferentes religiones que incluso no creen en los curas, pero sienten la misma emoción.

“Los caminos de Dios son infinitos” reflexiona Carlos Antúnez, mientras termina de soldar parte de la estructura del techo acrílico y fluorescentes que tendrá el imponente papamóvil. Desde la segunda quincena de abril están trabajando por el Isuzu 0 kilómetro doble cabina para convertirlo en una cabina simple.

ESCUDO Y BANDERINES

Mide casi un metro 70 cm. Los chapistas y pintores trabajan a mil por hora para cumplir con las especificaciones que exigen desde el Vaticano. Ya está terminado en un 80%, después de la chapería pasará en manos de otra empresa que se encargará de los detalles finales como el tapizado, asientos y detalles como un escudo y los banderines del Vaticano.