Una explosión de aquellas, seguida por otras tantas, obligó a todos los presentes en la plaza Infante Rivarola a hacer cuerpo a tierra, observando desde el suelo la rapidez en que unos ocho tipos se alzaban con casi 150 palos que acaba de efectivizar el funcionario de la casa de cambios Yrendague, pese a encontrarse “custodiado” por dos policías.

La víctima fue identificada como Toribio Cabrera Colmán, acompañado por los sub’o Justo Sánchez y Aldo Villamayor de la Agrupación de Seguridad, quienes ni siquiera atinaron a mover las pestañas, cediendo ante la exigencia de los delincuentes.

Estas tres personas llegaron hasta la sucursal del banco Itaú ubicada al costado de la plaza, y a la salida fueron sorprendidas por los ocupantes de una camioneta Isuzu color verde de la que descendieron los delincuentes.

Agentes patrulleros de la Comisaría 6.ª Metro, patrulleros de shoppings observaron lo sucedido y se enfrentaron brevemente a los malandros que botín en mano huyeron a bordo de un vehículo presumiblemente de la marca Toyota Runx blanco.

Lo que llamó la atención a los oficiales fue que cerca de las 17:00 horas recién el gerente de la empresa Jorge Antonio Estigarribia llegó hasta la sede policial para formular la denuncia. “Tuvimos que comunicarnos vía telefónica para saber cuánto fue lo robado”, dijo el comisario Silvino Leguizamón.

VICHEARÁN CÁMARAS

El comisario Leguizamón aseguró que en los alrededores del lugar del hecho, en la plaza, el banco y otros sitios existen cámaras de circuito cerrado que podrían ayudar a la identificación de los delincuentes. Los policías quedaron demorados en sede de investigación de Delitos para averiguaciones.

A MENOS DE 1 AÑO

Este nuevo hecho sucedió a menos de un año de que un funcionario de la misma empresa fuera víctima de un asalto en el mismo lugar, ocurrido el 30 de setiembre del 2014.

En aquella oportunidad la víctima fue Juan Eduardo Mendoza Alarcón, en compañía del sub’o 2° Alfredo Ramón Portillo Espínola, vestido de civil. Le robaron 107 millones de guaraníes. En aquel entonces, el policía no fue despojado de su celular y tampoco llamó al 911, sino que caminó dos cuadras para alertar a un patrullero.