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Motochorros matan a guardia en Limpio

Motochorros matan a guardia en Limpio

Pedro Fidel Morales, un hombre ejemplar como lo calificó cuanta persona lo conoció personalmente en la víspera del “aniversario” de la muerte de una de sus hijas, el hombre de la peor manera fue a acompañarla al más allá. Guardia de seguridad y en sus tiempos libres jardinero, hacía de todo para dar el mejor pasar a sus ocho hijos y su mujer doña Gabriela Gavilán. Pedro encontró la muerte en manos de los malditos motochorros que abundan en las calles.

Eran cerca de las 22:15 horas, cuando una explosión alertó al vecindario del barrio Costa Azul, Limpio.

Pedro se encontraba en compañía de Wilder, uno de los buenos amigos que hizo en sus cinco años como seguridad en la casa de unos menó, ubicada sobre la calle Costa Azul, a tan solo una cuadra de la Ruta 3 “General Aquino”.

Un par de motocas apareció en el escenario y un escalofrío de esos que les da a todos cuando escuchan el ronquido de un biciclo preludió el hecho.

Pegaron la vuelta y en un abrir y cerrar de ojos se encontraban frente a ellos. Uno descendió de la moto y fue directo hacia Pedro y Wilder. “Anive péicha che ra’a”, fueron las últimas palabras del guardia mientras intentaba sacar su arma para “espantar” al delincuente, ya que la misma ni siquiera tenía carga. Sin embargo, el desconocido se adelantó y de un certero disparo al corazón acabó con la vida del hombre de 50 años.

Dormía 3 horas

Pedro cumpliría 51 años este lunes de no ocurrir la desgracia. Fue en su vivienda ubicada en el barrio Santa Lucía de Limpio. Gabriela manifestó que trabajaba como guardia desde las 16:00 hasta las 05:00 horas. Dormía 3 horas y se levantaba a hacer changas, ya que su sueldo de guardia era insuficiente.

Al dos por tres”

Blanca Yanes, vecina del barrio donde ocurrió el hecho, manifestó que la zona es completamente insegura y que hasta violaciones han ocurrido en zonas aledañas. “Acá los asaltos ocurren al dos por tres”, refirió. Agregó que el finado solía “espantar” a los asaltantes y además acompañar a la perrada hasta ciertos puntos en horas de la noche, debido a que la zona es oscurísima. La mujer aseguró que hace alrededor de quince años vive en el lugar y que la inseguridad es cosa de todos los días.

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