La noche del sábado, la violencia y el vandalismo se apoderaron de las calles de la ciudad de Luque. Ocurrió tras la jornada inaugural de la Copa Libertadores Sub 20, luego del partido que el equipo juvenil cerrista disputó ante el Liverpool de Uruguay (el Ciclón cayó 2-1) en el estadio “Feliciano Cáceres”. Todo el guarara se generó cuando un grupo de hinchas del “Kure” quiso emboscar a aficionados del Ciclón que se estaban retirando del estadio (el encuentro terminó después de las diez de la noche).

Ante la inacción total de la Policía (que ni siquiera previó un operativo de seguridad para la jornada inaugural), este grupo de barras del “Chanchón” generó un tumulto tremendo. Disparos con armas de fuego, piedras, petardos y hasta gases lacrimógenos lanzados hacia el grupo cerrista, además de destruir vehículos que estaban a su paso, dejaron como saldo a una decena de heridos.

En un momento, las calles adyacentes al estadio (frente al sector preferencial principalmente) se llenaron de humo y el caos se apoderó de todos.

Familiares de los futbolistas, niños, los jugadores del Ciclón y hasta vecinos de la zona se llevaron la peor parte. El más cuestionado fue el comisario Carlos Cáceres, capo de la Comisaría 3.ª de Luque, que abandonó a su suerte a los aficionados atacados con el argumento de que también debía resguardar su propia seguridad (ver material adjunto). Inguerovible.

Totalmente indefensos

Vehículos destrozados, heridos y personas que incluso viven en los alrededores del estadio pasaron una noche de terror. Los que pudieron rajar a tiempo lo hicieron como pudieron, pero otros no corrieron la misma suerte. La Policía, bien gracias, según testigos. Incluso se habló de una “complicidad” de los mismos tras producirse el sarambi.